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Las calles, una prueba de obstáculos durante la Maratón de Logroño

“El público ha estado muy bien… cuando ha estado, porque hemos pasado por zonas sin nadie”. Es la reflexión que hacía en la línea de meta Rubén, uno de los participantes en la sexta edición de la Maratón de Logroño, que ha generado quejas entre corredores y aficionados por dos aspectos que pueden parecer contradictorios pero no lo son tanto: el poco público y el exceso de público.

Poco público a la hora de animar a los 180 participantes que han completado la prueba de 42 kilómetros. Muchas calles, como apuntaba Rubén, aparecían completamente desiertas de público e, incluso, la llegada a meta no ha destacado por su bullicio. Para muestra, un botón relacionado con la llegada de uno de los corredores ‘estrella’ de esta edición. Cuando Chema Martínez cruzaba la línea de meta en la prueba de media maratón, este era el aspecto que presentaban los alrededores del Espolón.

El exceso de público no tanto que ver con la afluencia masiva de personas sino con las incomodidades que han sufrido los atletas en ciertos tramos. Tomemos de nuevo a Chema Martínez como referencia. Para completar el último tramo del recorrido, el corredor tenía que sortear a los transeúntes que paseaban a esa hora de la mañana por la calle Portales. Incluso, alguno de ellos corre a refugiarse en una de las salidas como si de un burladero se tratase para evitar el ‘atropello’ del participante. Incluso el propio Martínez tiene que gritar “¡cuidado!” a los viandantes.

Los comentarios al tuit publicado por Chema Martínez dan cuenta de algunas de estas quejas:

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