Definitivamente, los canteranos de la UD Logroñés que triunfan con el primer equipo parecen acechados por algún tipo de maldición relacionada con las lesiones. Si hace dos temporadas era Álvaro Arnedo quien veía truncada su progresión al romperse la rodilla, ahora ha sido Pablo Bobadilla la víctima del infortunio.
A poco más de una semana para el comienzo liguero, el defensa najerino, una de las grandes sensaciones blanquirrojas de la pasada campaña, ha recibido la peor de las noticias: tiene roto el ligamento cruzado anterior, con un esguince de ligamento colateral medial de grado uno y una lesión en el menisco interno de su rodilla derecha. Traducido: seis meses en el dique seco, según las previsiones del club.
Este percance agita por completo la planificación deportiva para el inminente curso futbolístico, ya que Bobadilla se asentó como pieza insustituible en la defensa blanquirroja a principios del pasado curso, cuando la UD Logroñés firmó su peor arranque liguero. Sergio Rodríguez movió fichas y apostó por la juventud de jugadores como el najerino, que no le defraudó y contribuyó de forma directa a terminar la temporada con uno de los mejores registros defensivos de la historia de la entidad.
