A veces, las tormentas pueden atemorizar hasta a los ‘pájaros de metal’. Que se lo digan al Aeropuerto de Logroño – Agoncillo, que en su vigilancia del espacio aéreo riojano lo ha podido constatar. Como si de un agujero negro se tratara, ningún piloto se ha atrevido a cruzar la sierra de la región durante el fragor de la batalla. Varios minutos de aparato eléctrico en los cielos riojanos que han quitado las ganas de arriesgarse hasta a los más expertos.
Le ha echado agallas el comandante del Zurich – Lisboa, quien ha sobrevolado Calahorra para abandonar los siete valles por la zona de Cervera. Él ha sido el único porque la tónica general ha sido el desvío. Más vale gastar unos pocos litros más de gasolina y tardar unos minutos más. Burgos, Soria, Navarra o Zaragoza, cualquier opción ha sido buena para no invadir la comunidad peninsular más pequeña de España.
Desde la capital de la tierra del vino, se ha sentido en primera persona la fuerza de las inclemencias. Minutos antes de las cuatro de la tarde, un enorme trueno ha roto la calma en Logroño, donde casi se inunda la Calle Clavijo. La naturaleza se ha hecho respetar en este pequeño trozo del mundo y ni siquiera los aviones han osado a retarla. Otra muestra más de la debilidad humana frente a los elementos.
Es curioso ver como los aviones que sobrevuelan el valle del #Ebro en La #Rioja alteran su ruta para evitar las zonas tormentosas. @controladores @meteosojuela @JoseReyMeteo #tormenta pic.twitter.com/KnPY5HjUrG
— Aeropuerto Logroño-Agoncillo (@AeroRJL) 8 de julio de 2019
