La Universidad de La Rioja (UR) ha celebrado este viernes, en el Aula Magna del edificio Quintiliano, el acto solemne de investidura de 36 doctores con siete reconocimientos al Premio Extraordinario de Doctorado. La ceremonia ha estado presidida por el rector de la Universidad, Julio Rubio, el director de la Escuela de Máster y Doctorado (EMYD), Jesús Laliena, y el secretario general, Javier García.
Desde el aula se ha dado cita una comunidad científica diversa en saberes: Artes y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas e Ingeniería y Arquitectura. Porque el objetivo, según el rector de la Universidad Julio Rubio, es «tener un abanico suficientemente amplio como para poder dar servicio», aún con una oferta docente más definida en la rama de las ciencias. El rector cree que ante la generalidad “hay que hacer compatibles el tener algunas señas de identidad”.
Y salvo excepciones, por necesidad personal o profesional de un puesto laboral concreto, el perfil del investigador en la UR suele ser joven y proveniente de estudios continuados.“Son personas que todavía han sido estudiantes hasta el momento”, detalla Rubio.
Desde cuatro, cinco y hasta siete años. Esos son los plazos de estudio en los doctorados de la UR, según confirma el director de la EMYD, Jesús Laliena, reconociendo que es duro en cuanto al esfuerzo y dedicación a emplear, pero no tanto «a nivel económico». Aún así, Laliena señala su razón de ser en la sociedad actual. «La revolución robótica está en las empresas y van a necesitar investigadores dentro de ellas».
Asimismo, Jesús defiende la promoción de doctores como una “cantera” símil al deporte y reconoce lo difícil de atraer talento de afuera y organizar una partida presupuestaria deficiente, que afecta en la actualidad a parte de la plantilla del profesorado. Al igual que sus compañeros de profesión, Laliena cree que las empresas precisarán científicos, añadiendo que se producirá «en todos los campos, no exclusivamente en el tecnológico».
Por ello, y en representación de los doctorados de la UR, Nerea Fernández invoca un modelo de educación que impulse a la sociedad y no denigre la investigación con “títulos regalados”, refiriéndose a las últimas noticias sobre la falsificación de estudios por parte de algunos líderes políticos.
Fernández, uno de los siete investigadores con el Premio Extraordinario de Doctorado de la UR, sentencia: «Compañeros y doctores, somos el ejemplo de que la perseverancia y el trabajo duro obtienen su recompensa y creo que debemos extender la idea de que sin la educación, el mecanismo que nos mueve hacia el futuro y nos hace progresar, se para».
Y desde el principio de su discurso, la doctorada Nerea, con especialidad en Crítica e Interpretación de textos Hispanos, destaca la importancia de la cercanía entre docente y alumnado, considerando a la UR como el “hogar” donde se ha formado y madurado. Una Universidad “pequeña de tamaño, pero grande de espíritu”, expresa.