La Rioja

El infierno del paseíllo: Pablo Casado, el vino y el PP

En el último año, he visto más veces a Pablo Casado que a mis padres. La situación no sé si habla muy bien del presidente del PP, muy mal de mí o nos deja a ambos en un punto intermedio en el que cualquier día nos cruzamos por la calle y ya nos saludamos como meros conocidos. “¡Epa!”. “¡Aúpa ahí, Pablo!”. El caso es que el líder popular se ha pasado por La Rioja en seis ocasiones en menos de un año, lo que tiene un gran mérito a sabiendas de lo mal que tenemos nuestras comunicaciones con Madrid. El otro hito está en haberlo hecho cada vez en una parte del arco ideológico. Tengo el presentimiento de que si el viaje al centro no le funciona, en la próxima visita nos aparezca en plena vendimia al grito de “la tierra para el que la trabaja” y una camiseta del Che Guevara.

En el mapa casadil hay tachados varios lugares como Haro, Cenicero, Logroño y Alfaro, lo que le ha costado la bronca de nuestro presidente. El bueno de José Ignacio se ha tenido que poner serio con el jefe máximo del partido y no precisamente para que ponga a Cuca Gamarra como su lugarteniente sino para que su próxima visita sea a Villoslada. Ceniceros le ha pedido que vaya a verle a los Cameros, allí donde cada vez hay menos gente y más domingueros. Y si puede ser, como presidente del Gobierno de España. Menuda partida de mus después de una buena tripada.

En el corazón de la sierra riojana tendrían más tiempo para pasear a su aire y perderse por los senderos que bien conoce José Ignacio. Y es que el paseíllo de los políticos en las ciudades es siempre un momento que me resulta incómodo. Esos cinco minutos nada más llegar el destacado líder nacional a ‘provincias’, donde le espera a pie de carretera un importante número de dirigentes locales y regionales del partido. Tras los apretones de los manos y los besos, cámaras mediante, comienza una pequeña caminata donde la aparición de un espontáneo a gritar improperios puede llegar a ser el menor de los males. ¿De qué van hablando? Se han dado conversaciones en ascensores entre vecinos más naturales. “Vaya, cómo está el tiempo, ¡eh!”. “¿El viaje? ¿Bien?”.

La última vez que Pedro Sánchez hizo un paseíllo de esos por Logroño, un plumilla le ‘cazó’ un “qué remedio” hablando de tener que ir a los debates electorales en televisión y a los cinco minutos ya era noticia en todo el país. No pararon las rotativas porque todavía no había llegado el mediodía ni el líder del PSOE a ninguna ciudad importante. El caso es que este lunes, en Riojaforum, en ese infernal paseíllo que Pablo Casado dio acompañado por los dirigentes del PP de La Rioja, una de las cosas que iban comentado era la temática del mitin que darían minutos más tarde. Algo así como esos últimos comentarios que haces con tus compañeros de clase antes de la presentación un trabajo en el instituto y repartes las tareas. “Habla del balance de gestión que nos vamos a salir”.

No sé a qué se refería Casado con eso de “nos vamos a salir”. Entre las opciones: una predicción electoral, una visión sobre los datos de La Rioja para 2020 o un presentimiento sobre el acto. Ceniceros le hizo caso al jefe. Faltaría más. No fichó como ahora nos ha obligado Pedro Sánchez porque no había maquinita ni necesidad, pero cumplió. Que si tenemos menos impuestos, que si el paro ronda el diez por ciento y vamos tres años por delante del resto de España, que si vamos a tener educación gratis de cero a tres años… el típico balance de gestión.

La filosofía era para el presidente nacional del PP, que tiró de símil vinícola para comparar a su partido con un viticultor y una bodega en la que su particular cosecha -“habrá años con mejor uva y años con peor”- está en la cita con las urnas. Sólo con sus cepas, sus vides y sus viñedos, algo que “no se improvisa porque lleva muchos años para que agarre bien”, pueden salir buenos caldos y buenos vinos. Pero ojo, aviso a navegantes: “Las cosechas, a veces, no dependen de la vid o del enólogo, depende del clima o la competencia, circunstancias que están fuera”. Y en esta vendimia, pinta a granizada para el PP. Lo comentaremos en el siguiente paseíllo.

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