Cultura y Sociedad

‘El castigo sin venganza’ aterriza en el Teatro Bretón

Logroño está de suerte. En el Teatro Bretón, la Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta ‘El castigo sin venganza’, de Lope de Vega. Producida por Helena Pimenta, la obra simboliza el máximo exponente de la tragedia española.

Ambientada en Italia, el argumento versa sobre las relaciones imposibles de personajes que solo pueden desembocar en un final fatal. El reparto incluye tres personajes principales: Casandra (Beatriz Argüello), el Duque de Ferrara (Joaquín Notario) y Federico, hijo bastardo (Rafa Castejón). La obra podrá este viernes y este sábado, a partir de las ocho y media de la tarde.

Los mencionados tres personajes centrales han explicado su obra. La que no ha podido estar es Helena Pimenta, aquejada de unas anginas. “Se aborda la profundidad de los sentimientos humanos en contraposición con el deber. El resultado es un montaje de una gran factura donde todos los elementos concuerdan con la idea de Helena Pimenta”, afirma Beatriz Argüello. “Llega muy fácil a los más jóvenes y ha tenido buen resultado en los instituto”, continúa, augurando que el teatro se llenará.

Por su parte, Rafael Castejón se deshace en elogios hacia Logroño, al afirmar que era “su segunda sede” tras Sevilla. “Sobre la obra, me llamó más la atención el análisis psicológico de los personajes, muy fino y profundo”, explica.

La trama

A continuación, desvela una pequeña parte de la trama: Federico, el hijo bastardo, piensa que va a heredar unos Estados. Sin embargo, su padre se casa con otra mujer, Casandra. Como en toda tragedia, las relaciones amorosas se vuelven terminales. Federico se enamora de Casandra y surge la pasión y deseo, que le lleva a ocupar incluso el lecho de su padre. El drama está servido.

En otro plano, Joaquín Notario ha tratado de dibujar un perfil de Lope de Vega: “Escribió la obra desde su dolor, de una persona que lo tuvo todo y vivió su decadencia. Quiso demostrar cómo se hacía una tragedia, pero sin visos de esperanza. La tragedia por antonomasia de todo nuestro teatro”, deja claro.

Para Notario, el poder subyace en toda la obra: el poder del duque de Ferrara, el negado a su esposa, sus ansias o su falta de poder en la decadencia. Esa capacidad de mando es además vista desde un punto de vista terrorífico, donde el hombre se desnaturaliza, así como todos los lados del triángulo amoroso entre los tres protagonistas. Esto influye también en los demás personajes.

Según su opinión, la directora Helena Pimenta concibió la estética del montaje de manera muy sabia. La acción trascurre en un palacio, pero nosotros solo vemos su radiografía. Hay una serie de puertas y muros con una gran iluminación. A través de escenas solapadas, nos muestra lo que está pasando alrededor de la acción principal.

“Helena entró con bastante desnudez e ingenuidad; sin prejuicios, y nos hizo a todos entrar así. Es importante que el montaje haya sido dirigido por primera vez por una mujer. Los roles de los personajes femeninos cogen un gran papel, en contraposición con su función de víctima habitual. Todo rima y es más equitativo”, apunta.

33.000 espectadores acumulados en Madrid y un número 1 de la Guía del Ocio avalan con creces el espectáculo. El drama y la tensión estarán aseguradas para todos los asistentes. Si piensan que van a echar unas carcajadas, busquen otro plan. Ahora bien, si quieren vivir un drama a flor de piel, revivir una de las obras maestras de la escenografía patria y acabar la función con una buena dosis de lágrimas y aplausos finales, acudan al Bretón.

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