La convivencia en una comunidad de vecinos de la calle Beratúa de Logroño se está viendo alterada en las últimas semanas por la presencia de una colonia felina en un patio inferior. La denunciante no se queja de los animales -hacen lo que les dicta su instinto- sino de la vecina que se encarga de su cuidado.
“Tenemos que sufrir la suciedad infinita y olores desagradables que se acrecientan en días de sol de los más de veinte gatos que se reúnen por la ‘generosidad’ de una inquilina de una vivienda de la calle Valcuerna, que les da cobijo y comida”, señala. La lectora explica que “mantiene el patio de manera insalubre y los vecinos colindantes del primero techando sus terrazas para que los gatos no entren a hacer sus cositas o se cuelen en sus casas”.
Esta vecina molesta relata que “las tejas están totalmente movidas por las peleas que se generan o cuando atienden sus demandas sexuales, lo que supone un gasto adicional al supermercado que tenemos en el bajo, ya que provoca goteras de forma continuada”.
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