Vamos tarde, aunque por suerte los franceses aún no lo saben. Tal vez sea cosa de que hasta ahora nos estaban contando la historia algo distorsionada, pero lo cierto es que si los hijos de San Luis se hubiesen decidido a atacar este viernes, ya podíamos ir acostumbrándonos a decir que vivimos en Logogno, La Guioha.
Porque a los soldados logroñeses les ha pillado el toro y aún estaban montando su tienda mientras en el campamento francés se permitían el lujo de fardar de aceros y cañones ante los curiosos. Confiemos en que sepamos ponernos las pilas y evitar que este año Asparrot y los suyos nos pillen por sorpresa, porque de lo contrario nos vamos a despedir de nuestra ciudad. A la francesa, por supuesto.
A lo mejor nos lo han contado mal. Tal vez la táctica de Vélez de Guevara responda a lo que hemos visto este viernes en Logroño. Quizás los curiosos del campamento francés eran agentes secretos enviados por el capitán para ganar tiempo mientras ponemos a punto a la tropa. Don Juan, mon Dieu, ¡allez, allez!
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