La Rioja

Aterrizajes en La Rioja por amor

Seis riojanos “de adopción” analizan las costumbres de la región y sus curiosidades

Encuentros Clandestinos de NueveCuatroUno en Wine Fandango. Temporada I. Capítulo II. Tras hablar en la edición anterior con la voz de cinco mujeres del camino a la igualdad en la sociedad, turno ahora para seis riojanos de adopción o riojanos por elección propia. Con motivo del Día de La Rioja, a celebrar el próximo sábado (9 de junio), les preguntamos cómo ven nuestra región con un vino como compañía.

Todos ellos han llegado hasta La Rioja por amor: a sus parejas, al deporte y a sus proyectos vitales. Los caminos de la vida son inescrutables, pero siempre tienen una razón. Y el amor mueve el mundo. Que se lo pregunten al entrenador del CB Clavijo, Jenaro Díaz, quien supo el primer día que hablaba con una riojana que iba a ser su mujer. Se lo dijo de broma a su agente, pero la broma…

O a Sonia Oliveira (Zarándula Comunicación Cultural), angoleña de nacimiento y portuguesa de nacionalidad, quien tenía las maletas listas para cruzar el Atlántico con destino a Brasil. Uno de esos motivos personales por los que se pasa de puntillas en una conversación le hicieron quedarse en Logroño hace alrededor de una década. Y hasta hoy.

Sonia Oliveira | Encuentros Clandestinos de NueveCuatroUno | Foto Clara Larrea ©

Su idea antes de llegar a La Rioja estaba un poco distorsionada de la realidad. Ellos mismos los reconocen. Aitor Esnal recaló en la capital riojana desde San Sebastián para abrir el restaurante Marinee hace más de diez años en la Plaza del Mercado y ahora es responsable del Wine Fandango. Confiesa, “con respeto”, que él pensaba que “aquí iban con el tractor a todos los lados”. “Sobre todo, es la gente lo que más me ha hecho cambiar de opinión: es muy buena anfitriona y te lo pone muy fácil”, añade.

“Que todo cerrara a las nueve, me parecía impensable”, apunta Elena Pilo, asturiana de nacimiento y directora de enoturismo de Bodegas Franco Españolas en la actualidad, quien llegó a Logroño tras un pequeño periplo por Madrid y deja una frase que dará mucho que hablar más tarde: “La calle Laurel es algo para las visitas, para cuando alguien viene a verme. Está sobrevalorada”. Desde más lejos aterrizó Jenaro Díaz, aunque con parecido razonamiento gastronómico. Tras vivir en Moscú, “donde ir a trabajar eran dos horas en coche”, vino “con ojos nuevos” y a ver qué se encontraba.

“Logroño es un sitio en el que haces en un cuarto de hora lo que en Madrid en dos horas”, pone como ventaja, antes de señalar que tampoco es de la calle Laurel: “A mí, eso de comer de pie… donde podamos estar sentados. Mi mujer siempre me acaba engañando diciendo que no encuentra restaurante, pero son costumbres”. Sonia Oliveira cree que La Rioja es todavía una gran desconocida. Sobre todo, por la parte que le toca: “El mundo cultural de Logroño es muy potente y no se conoce. Se hacen cosas increíbles. Yo lo veo porque viajo por toda España y me sorprende”.

Elena Pilo, Jenaro Díaz y Rubén Garabaya | Encuentros Clandestinos de NueveCuatroUno | Foto Clara Larrea ©

Al que no le sorprendió fue a Rubén Garabaya, exjugador de balonmano (“dilo, dilo sin miedo”, comenta para concienciarse de su reciente retirada), tras recorrer media España y conocer medio mundo. El avilesino ya conocía Logroño de haber jugado en el Palacio de los Deportes: “Yo llegué en familia y somos muy domingueros. La Rioja es una tierra de domingueros: comer, visitar pueblos, beber… no hay sitio mejor para eso”.

El problema de las comunicaciones

Además de esa calle Laurel “sobrevalorada”, los asturianos de la charla también apuntan hacia casa y el gran conocido de su gastronomía: el cachopo. A todos les encanta. Garabaya dice que lo puede hacer cualquiera y que está superbueno, pero que no es para andar poniéndote medallas: “Soy un firme defensor del cachopo, pero cuando un plato se caracteriza por su tamaño… es que cualquier cosa empanada está buena”.

Y metidos en harina de críticas, comienzan los primeros “peros” hacia su región de adopción. Aitor Esnal cree que no hay ese “arraigo” como el que tienen en San Sebastián por La Tamborrada, algo que les inculcan desde pequeños hasta en el colegio. ¿Qué se hace aquí en San Mateo? Marcharse. Y no lo entiende. Además, con esas infraestructuras para viajar. Todos las han sufrido en sus propias carnes y en las de las visitas a recibir, ya sean por familia, amistad o trabajo.

Encuentros Clandestinos de NueveCuatroUno | Foto Clara Larrea ©

“¿Cómo les explico a mis abuelos para que vengan de Benidorm? Es un caos. Llegar a La Rioja no es fácil”, dice Garabaya, al tiempo que Sonia Oliveira le recoge el guante: “Para traer a un artista a Logroño, casi dependes de la agenda que tenga el día anterior y dónde esté”. Interviene entonces el moderador, Daniel Ortiz, periodista y natural de Málaga: “Yo, para venir desde el otro lado de España, sólo pago la autopista en Burgos”.

Esa parte la conoce bien Elena Pilo por los turistas que llegan hasta Bodegas Franco Españolas: “La mayoría entran a través del País Vasco y hacen viajes de un día, muchas veces sin pernoctar, y pierdes un turista que es bueno para todos los sectores”. “Eso de que haya un peaje en todos los sitios…”, apostilla Jenaro y Elena remata el tema: “Tenemos poca capacidad hotelera. Se nota cuando te vienen a ver porque los precios están muy altos, aunque no se pueden abrir más alojamientos si no hay más pernoctaciones en días laborables”.

Las costumbres

“Creo que La Rioja es un buen lugar para hacerse mayor. Voy a Madrid para trabajar y no hay personas mayores por la calle paseando como aquí. Es difícil con tanta gente y confusión. Soy feliz cruzando el Ebro. Si vives aquí y puedes ir fuera, es perfecto”, apunta Sonia Oliveira, para quien sólo falta una cosa en Logroño: “Aquí hay que buscar tus propios mares, un lugar donde tu mirada no se estanque. Y el Ebro no vale porque el horizonte no está ahí”.

Encuentros Clandestinos de NueveCuatroUno | Foto Clara Larrea ©

“Se hace mucha vida en la calle, restaurantes, bares…”, apunta Aitor Esnal, mientras que Rubén Garabaya señala lo arraigada que está la cultura del vino: “Con el vino van a todas partes. Todo el mundo te da, te regala… cuento con los dedos de una mano las veces que he comprado”. Con un pero, vislumbran Jenaro Díaz: “No basta con que los de aquí estén convencidos de que son los mejores sino de que lo sepan vender”.

Aitor Esnal | Encuentros Clandestinos de NueveCuatroUno | Foto Clara Larrea ©

Y más costumbres que les chocaron a los miembros de la mesa clandestina. El tópico de los tacos. El “sí, por los cojones” y la “pantaloneta”. Hablamos muy mal. “Esto es un pueblo grande para lo bueno y para lo malo”, dice Daniel Ortiz, a lo que todos asienten: “Es raro el día que no te cruzas con alguien que no conoces”. “Es gracioso cuando viene alguien de visita porque les pareces una estrella en la calle al saludar”.

La última pregunta: ¿por qué os habéis hecho riojanos?

– Rubén Garabaya: “Los orígenes rurales de La Rioja hacen que la gente tenga ese trato llano y sin dobleces. Me siento cómodo aquí”.

– Jenaro Díaz: “Porque lo siento y me lo han hecho sentir”.

– Elena Pilo: “Porque soy feliz”.

– Aitor Esnal: “Cuando alguien me da una oportunidad, valoro a quien me la da e intento no desaprovecharla. Aquí he podido plantar raíces y desarrollarme”.

– Sonia Oliveira: “Es un lugar pequeño en el que se hacen muchas cosas porque ser pequeño también puede ser un valor. Hay muchas cosas por hacer y un motivo: siempre estás en el camino”.

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