Firmas

No me toques el sueldo que me conozco

No me toques el sueldo que me conozco. Hablemos de lo humano y de lo divino. Divaguemos durante horas sobre cuestiones sin importancia. Aprobemos esta ley y deneguemos esta otra. Pospongamos esa propuesta, que tenemos que afinarla. Tomemos un café y más tarde una cerveza. Discutamos por sacar un dinerillo de Salud para destinarlo a Servicios Sociales. Hagamos política, al fin y al cabo. Pero no me toques el sueldo, que me conozco.

Ser ingenioso todo el tiempo es una labor muy estresante. La sociedad nos empuja irremediablemente a intentar ser mejores que el resto a cada paso que vamos dando por la vida. Nos creemos que ocupamos el banquillo del Madrid y que todo lo que nos rodea es la caverna mediática. Presión. Ni una frase sin la profundidad de Paulo Coelho. Ni un gesto sin una reflexión previa analizando sus consecuencias a corto, medio y largo plazo.

Lo mismo en la política como en sus crónicas. En el chascarrillo está el recuerdo de una vana mañana de Pleno en el Parlamento. En el giro inesperado se encuentra el sobresalto para hacer pasar una sesión a la historia de la región y los libros de texto: “En el año 3 d.P.S., los diputados riojanos aprobaron una Proposición No de Ley en la que…”. Todos lo intentamos con mayor o menor fortuna. Sus señorías, en concreto, durante las siete horas que viene a alargarse el tema en el antiguo convento de la Merced.

El problema es que lo más destacado viene a ser cuando el multiconsejero Conrado Escobar dice “zorro”, “coñazo” y “cojonudo”, pidiendo perdón a la presidenta de la Cámara por usar “tacos” para explicar el doble sentido que pueden tener algunas palabras en el ámbito sexual. Las correctas formas sólo se pierden cuando se habla de dinero del de tocar. No del que se destina al normal funcionamiento de la comunidad sino del que atañe directamente a los diputados.

Ya se lió la ‘marimorena’ cuando la oposición le bajó el sueldo a la presidenta Ana Lourdes González y este jueves tocaba la partida para asesores de los grupos en el Parlamento. Si el dinero sale de la Cámara, la asignación de los partidos queda intacta y se puede utilizar para contratar a más gente o para pagar más a los que ya están. El PP no quiere porque así ‘asfixia’ a sus rivales y no pueden realizar su labor de oposición, mientras que el resto, evidentemente, sí quiere. A falta de un gobierno y más ayuntamientos en los que colocar personal…

Fijado el debate y gracias a la primicia lanzada por el portavoz de Ciudadanos, Diego Ubis, quien dijo que el PP no tiene mayoría absoluta (gracias por hacernos ver la luz), sólo quedaba una nueva victoria de la oposición en un “espectáculo lamentable”, como lo calificó Ana Lourdes González, lleno de gritos, reproches, interrupciones y malas formas. No se toquen el sueldo, que se conocen.

Subir