La Rioja

El aceite de La Rioja goza de buena salud: 490.000 litros “certificados” para esta campaña

Aceitunas, olivos, aceite y denominación de origen gozan de buena salud en La Rioja. El oro líquido cotiza al alza en nuestra región y la campaña 2017-18 confirma la progresión vista años atrás en un sector cada vez más profesionalizado con alrededor de 800 olivicultores inscritos en el Consejo Regulador del Aceite, garante de la calidad del producto que llega del campo a las mesas.

En concreto, la Denominación de Origen Protegida Aceite de La Rioja ha recolectado esta temporada 4,15 millones de kilos de aceitunas y certificará 490.000 litros, recuperando los datos obtenidos en la campaña 2015-16. “Es complicado garantizar cosechas estables”, explica Elvira Cantabrana, técnico de la DOP, incidiendo en que los olivos cumplen ciclos: “Un año dan mucha aceituna y al siguiente muy poca”.

Lo importante es que la calidad se mantiene y la evolución es positiva. Pese a las particularidades de una cosecha algo adelantada por la ausencia de precipitaciones y las altas temperaturas, los rendimientos han sido buenos. La tranquilidad reina en el campo riojano para la elaboración de un aceite de oliva virgen extra que seguir expandiendo tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

La recogida terminó a primeros de diciembre y ahora es tiempo de comenzar a degustar ese zumo de aceituna que aparece al final del proceso de producción. Ya está en el mercado. Ha llegado la hora de la verdad y la DOP quiere incidir en su calidad. Es su bandera. Para ello, el aceite ha sido extraído directamente de frutos en perfectas condiciones y molidos el mismo día de su recolección, mientras que la temperatura del complejo se ha mantenido baja hasta que ha llegado al depósito de almacenamiento.

Sólo así pueden mantenerse unos estándares de calidad que convierten el trabajo de los agricultores riojanos en un preciado líquido que la Unión Europea avala mediante un sello que certifica su calidad y su origen (sólo puede obtenerse si el aceite ha sido producido, elaborado, envasado y etiquetado en La Rioja). Y sin superar los 0,8 grados de acidez.

Todo lo que se sale de esos márgenes no está certificado por la DOP y se califica simplemente como “aceite de oliva virgen” o “aceite de oliva”. No hay sello que valga. A menor calidad, por las condiciones de las aceitunas o por algún fallo en el proceso de elaboración, peor aceite. Es evidente. Pero desde la DOP se quiere destacar que no por ello menor precio: “La diferencia de calidad puede ser muy alta, pero en el precio apenas se nota. Hay veces que incluso el aceite de oliva es más caro que el aceite de oliva virgen extra”.

La verdadera diferencia está en la etiqueta. Ahí está la defensa para el sabor, el olor y el color que encontraremos dentro de la botella. El aceite de La Rioja, una vez que se conoce, es inconfundible por sus aromas tan peculiares que nos hacen viajar por el clima y el suelo de la región, ya que son los que le dan un toque único ligeramente amargo. Y además, es más saludable que el resto de similares características por sus altos niveles de ácido oleico.

*Artículo realizado en colaboración con Aceite de La Rioja.

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