La Rioja

Y se armó la ‘marimorena’ por el sueldo de la presidenta

Lo que iba a ser una votación tranquila, pactada y consensuada de las enmiendas a los presupuestos para el 2018 en La Rioja, se ha convertido, en apenas segundos, en un pequeño polvorín. La decisión de bajar el sueldo a la presidenta de la Cámara, Ana Lourdes González, ha distanciado las posturas de los portavoces y la que fuera alcaldesa de Ribafrecha hasta el punto de ‘boicotear’ la votación definitiva.

¿La culpa? Una enmienda impulsada por PSOE y Ciudadanos en la que González equipara su sueldo al de los portavoces parlamentarios con dedicación exclusiva, pasando de cobrar 70.398 euros brutos anuales a 53.502 (un 24%). Casi nada: 16.000 euros de los de tocar. Y eso, por lo general, cuando le toca a uno mismo en sus carnes, no gusta.

Llegado el momento de decidir el sistema de votación para todas las enmiendas (hay cientos de ellas y se deben agrupar), la presidenta del Parlamento ha señalado que acudieran a la cafetería de la Cámara para hablar sobre cómo proceder, tras lo que los portavoces han indicado que preferían en una sala del Parlamento donde estuvieran más cómodos y no hasta de rodillas como alguno de ellos el año pasado.

Sin ser frases literales, pero algo tal que así: “Pues yo no voy a ir ahí”. “Pues yo tampoco”. “Que venga ella”. “Que vengan ellos”. Y encontronazo. Los grupos parlamentarios han decidido entonces que la votación se realizará enmienda a enmienda y González ha seguido un orden que ya tenía decidido.

Sin acuerdo entre la dirigente de la sesión y los portavoces, nada más comenzar las votaciones se ha visto que la cosa no iba a ir bien. Ni mal. Simplemente no iba a ir porque nadie se enteraba de lo que iba a votar. Aprovechándose entonces de la situación, Concha Andreu (PSOE), Francisco Ocón (PSOE) y Diego Ubis (Ciudadanos) han iniciado un pequeño circo con el que parar el Pleno para acordar un nuevo sistema.

Sobrevolando la sala y encogiendo el corazón del Gobierno (y del PP), el miedo a que todo se pudiera torcer en el último minuto por las rencillas personales y el presupuesto saltara por los aires. Entonces ya sí que el circo hubiera sido de tres pistas. Alguna pequeña amenaza ha habido de soslayo durante los minutos de más tensión sobre si aprobar, de repente, todas las enmiendas de la oposición. Más que “menudo circo”, “menudo cisco”.

La consejera de Presidencia y Acción Exterior, Begoña Martínez Arregui, ha solicitado la palabra para pedir un receso en el que calmar los ánimos y retomar el diálogo. Como si fuera la ‘madre’ de los diputados, todos han procedido a escuchar y han realizado ese pequeño parón para acordar con la presidenta del Parlamento el nuevo sistema de votación.

Y otra vez la presión. ¿Quién viene? ¿Tú o yo? Al final, González no ha tenido más remedio que acudir a la sala que han decidido los portavoces de los grupos parlamentarios (no a la cafetería, donde ha entrado en un primer momento), hablar con ellos y conseguir así que la sesión, y las votaciones, continuaran sin más sobresaltos.

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