Si de algo se habla en el ámbito educativo riojano de un tiempo a esta parte es del horario lectivo más recomendable para padres y alumnos. Esta pasada semana, La Enseñanza el centro activaba el proceso para implantar la jornada continua de cara al próximo curso, siguiendo así la estela de otros colegios como Agustinas, Adoratrices o Maristas.
Opiniones, como colores, las hay para todos los gustos y algunos centros no incluyen en su hoja de ruta consultar a la comunidad educativa sobre un hipotético cambio de jornada. El colegio Las Fuentes-Alcaste de Logroño es uno de ellos. Hablamos con su director, Ramón Ruiz.
– ¿Cuál es su planteamiento al respecto de la jornada lectiva continua?
– No la contemplamos por varios aspectos, fundamentalmente pedagógicos. Nunca hemos entendido la jornada continua porque los niños, especialmente en Primaria, están desarrollando la estrategia de atención selectiva y la consolidan entre los 8 y los 12 años. En nuestro caso también afecta la diferenciación entre chicos y chicas: la chica es capaz de permanecer calmada en el aula más tiempo, mientras que el varón necesita más movimiento. Creemos que cambiar el horario es hacerle daño a los chavales, porque hay grupos educativos que han hecho estudios de seguimiento de resultados que constatan que en chicos de entre 10 y 14 años bajan el rendimiento académico de forma importante con la jornada continua.
– ¿Entre sus familias nunca ha surgido ninguna iniciativa para proponer un cambio horario?
– Lo que hemos hecho nosotros ha sido racionalizar los horarios, adelantando media hora la entrada a clase y saliendo una hora antes, recuperando tiempos no lectivos como el del recreo, el de lectura o de la comida. Hace dos años surgió cierto interés entre algunos padres por implantar la jornada continua y nosotros les explicamos que no lo veíamos y el protocolo a seguir, que va mucho más allá de hacer una consulta a las familias.
– ¿Por qué cree que de un tiempo a esta parte ha despertado tanto interés la jornada continua?
– Hay algo de moda en su implantación, porque en otros países como Francia e Irlanda, con los que realizamos intercambios, no es habitual. Se dice que al tener las tardes libres los niños sociabilizarán más, pero quizás sea mejor que lo hagan en el patio del colegio, ya que hay más niños.
– Lo que sí es cierto es que la jornada laboral de los padres y la lectiva en los chicos parecen incompatibles en la mayoría de los casos.
– Como sociedad tenemos sobre la mesa el reto de la conciliación familiar, en el que tenemos mucho camino por avanzar. No estoy seguro de que ese camino pase por cambiar el horario del colegio, porque intentamos adaptar a los niños a los horarios que se implantan en las empresas y no siempre son los más recomendables. Por otro lado, también es bueno que haya pluralidad, que los padres cuenten con una oferta horaria variada para elegir el centro en el que quieren que estudien sus hijos.
