Por un día, y sin que sirva de precedente, toca cambiar de rol. De preguntar a ser cuestionado, con preguntas directas y sinceras, además. Qué gozada. La Casa de Periodistas, en colaboración con Plena Inclusión La Rioja, ha organizado este martes la iniciativa ‘Hoy pregunto yo’, coincidiendo con el Día de la Discapacidad.
Cuatro periodistas -Roberto González Lastra (Diario La Rioja), Bárbara Moreno (Noticias de La Rioja), Ana Castellanos (Radio Rioja-Cadena SER) y un servidor- sentados en la mesa y especialmente nerviosos al enfrentarse a una veintena de personas con capacidades especiales.
Nunca han pasado por una facultad de Ciencias de la Comunicación, pero quienes hoy preguntan saben hacerlo a la perfección, pues piden respuestas a cuestiones que les inquietan de verdad y que deben abrirnos (aun más, al menos) los ojos sobre su realidad.
“¿Qué sabéis sobre el tema de la discapacidad intelectual?”, “¿Por qué salen pocas noticias sobre personas con discapacidad intelectual en los medios de comunicación?”, “En tu medio de comunicación, ¿hay gente más informada sobre discapacidad?” o “¿Por qué casi no hay periódicos con noticias en Lectura Fácil?” son algunos de los asuntos que ponen sobre la mesa estos improvisados ‘plumillas’.
Y al otro lado de la mesa, los profesionales de la información solo podemos justificar estas cuestiones en el afán de los medios por llegar al público más extenso posible, el poco espacio a la reflexión que nos deja la agenda informativa y otro buen puñado de argumentos -todos ciertos- que no esconden la legitimidad de las preguntas planteadas.
Las personas con capacidades especiales reclaman un hueco en la agenda que es suyo por derecho. Piden a gritos un altavoz para sus logros, que tienen un valor añadido por el esfuerzo que les supone. Y no lo reclaman por ego ni por vanidad, sino porque exigen de los medios que ejerzamos de espejo de una realidad en la que ellas se encuentran perfectamente integrada.
Sus preguntas están sobre la mesa. Ahora nos toca a los medios (a todos, en general) poner nuestro granito de arena y recoger sus sensibilidades, que están armadas con los elementos más valorados por el común de los periodistas: veracidad, justicia y sensatez.
