La Rioja

Un paseo por La Rioja sin la Unión Europea

¿Podría cambiar la fisionomía de La Rioja si la comunidad no estuviera en la Unión Europea? Basta con darse un paseo para darse cuenta de que sí, que más allá de las ayudas para los agricultores y la legislación que rige gran parte de nuestro día a día, numerosos edificios desaparecerían y dejarían un solar en el que mirar hacia el horizonte. Vayamos, en primer lugar, al Hospital San Pedro. En la acera de enfrente se encuentra el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, lo que comúnmente conocemos como el Cibir. Visto y no visto. Sin fondos europeos, este centro no existiría.

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Pero si de dar paseos se trata, ni siquiera por la recién remodelada Vía Romana del Iregua podríamos admirar el paisaje que nos brinda este sendero paralelo al río de 19 kilómetros que comienza en Puente Madre y discurre por Villamediana, Alberite, Nalda, Albelda y Viguera.

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Algo más escondido por su particular ubicación, funcionando como vivero de empresas, aunque también cuenta con un centro de recuperación de fauna silvestre, el Centro Tecnológico de La Fombera, dejaría paso a otro solar junto a este mismo río.

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En otro paraje, cerca del parque de La Grajera, tampoco contaríamos con el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) y su bodega experimental, la bodega institucional o su red de fincas.

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Repartidos a lo largo y ancho de la región, también veríamos desaparecer el Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española (CILENGUA), en San Millán; la Casa Palacio de los Manso de Zúñiga con su rehabilitación, en Canillas de Río Tuerto; el Ecoparque, una planta de tratamiento y reciclado de basuras en las afueras de Logroño; o las sendas y vías verdes en La Rioia Baja, Cidacos y Préjano mejoradas.

Incluso no tendríamos el sistema de cita previa o la historia clínica electrónica en el Servicio Riojano de Salud (Seris).

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