Habrá que esperar. Es el mensaje que la dirección de Carrefour ha transmitido a los sindicatos sobre la decisión que adoptará en relación a los hipermercados de Viana (Centro Comercial Las Cañas) y Logroño (Centro Comercial Berceo), tras conocerse hace unos días de manera oficial la compra de 36 centros a Eroski por parte del grupo de distribución francés. Hasta que la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC) no se pronuncie sobre la operación, desde Carrefour mantendrán silencio.
El ‘problema’ o preocupación que albergan los trabajadores de ambas grandes superficies es evidente: sólo cuatro kilómetros separan a los dos centros comerciales y su hipermercado pertenece ahora a la misma empresa, teniendo como principal cliente también la misma, los vecinos de Logroño. ¿Continuará con ellos? ¿Cerrará alguno? ¿Qué pasará con sus empleados una vez se autorice la operación de compra? Son algunas de las preguntas que lanzan las plantillas de Eroski y Carrefour, aunque la dirección del grupo francés ya les ha respondido que por el momento deberán esperar.
La CNMC se encuentra en estos momentos realizando un estudio que no estará listo hasta los meses de julio o agosto y que podría incluso imponer ciertas condiciones para autorizar la compra de los hipermercados de Eroski por parte de Carrefour. Hasta que este organismo no se pronuncie sobre la aceptación de la operación (o se manifieste en contra) y las medidas que deben aceptar ambas cadenas, la incertidumbre reinará en los más de 200 empleados que están en este momento trabajando entre los dos centros.
Desde los sindicatos ya se ha manifestado que su mayor preocupación es “la defensa del empleo y que la homogeneización de las condiciones de trabajo de las plantillas, así como las condiciones laborales, se haga de forma ordenada, progresiva y pactado”. Algunas regiones (afecta a varias y el grupo francés se implantará así en 27 nuevas ciudades) ya han solicitado una reunión con la Dirección de Carrefour España para abrir una mesa de negociación “que contemple adecuadamente los intereses de las plantillas actuales y que garantice que el proceso de integración se encare con voluntad de aunar necesidades personales y criterios de gestión, en un proceso progresivo y consensuado con la representación sindical”.
