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La alegría y la tristeza viajan en el mismo tren

La UD Logroñés cae ante la Arandina (1-2) con dos goles en el tramo final del encuentro.

«Hay días que parece que nunca se va a apagar el Sol y otros son más tristes que una despedida en la estación. Es igual que nuestra vida, que cuando todo va bien… un día tuerces una esquina y te tuerces tú también». Eso cantaba Fito sobre la vida, por lo que podemos aplicárselo al fútbol sin ningún problema. Fútbol y vida siempre van de la mano, al igual que la alegría y la tristeza. Este domingo le ha tocado la sonrisa a la Arandina y las caras largas a la UD Logroñés. El equipo blanquirrojo ha torcido esa esquina de la que hablaba Fito en el minuto 87 y en ocho minutos ha tirado por la borda todo lo conseguido con anterioridad.

Mérito ha tenido también el conjunto castellanoleonés, que «con media ocasión ha hecho dos goles», según ha comentado Carlos Pouso. El segundo de Javilillo, una auténtica obra maestra puesta en la escuadra con la delicadeza con la que se deja un pastel de carne en la ventana para que se enfríe. El viaje hasta Aranda será más llevadero de lo que presagiaba el ritmo del encuentro hasta el descanso, ya que el bajón físico de la UD Logroñés ha dado alas a una Arandina que ha levantado el vuelo al ritmo que le ha marcado el línea con su banderín.

De nada ha valido que Miguel Martínez de Corta sacara una mano prodigiosa nada más comenzar el encuentro a un certero remate de cabeza ni que Iker Alegre fusilara a Álex la tercera vez que encaraba el área desde la banda izquierda. Sale con tal potencia el asturiano cuando arranca que el balón sólo puede acabar en dos lugares: la estratosfera o la red. Las dos primeras veces se marchó en busca de las nubes y a la tercera fue la vencida. Gol, alegría y sí se puede, como también podía el Racing de Ferrol con el Pontevedra (0-3). El espectáculo de la segunda mitad no iba a ser apto para menores.

Despropósito arbitral con un línea como protagonista al que el Día de San Valentín no le ha servido como inspiración para el amor sino para ver fueras de juego donde (a veces) sólo había jugadores de la UD Logroñés desmarcados en busca del gol. Una tras otra, las ocasiones eran desbaratadas por la defensa de la Arandina. Y cuando no, por un asistente que parecía tener un muelle en el codo y en la cabeza. «Peligro, pues fuera de juego». Indignación y cabreo. Sonora pitada la que se ha llevado el trío arbitral al abandonar el campo, aunque no tan grande como pretendía el aficionad local debido a la frustración del final del encuentro con los dos goles en contra.

Tras tres meses sin conocer la derrota, alcanzando números de campeón y estando a un punto del líder, el Racing de Ferrol, la UD Logroñés ha sumado este domingo su segundo partido perdido de manera consecutiva. Un punto de los últimos nueve posibles. Pequeño bache que ya le hace olvidarse de alcanzar al equipo gallego (vuelve a encontrarse a siete puntos) y que le debe hacer reflexionar como también cantaba Fito en esa misma canción de la que hablábamos antes: «Yo he crecido cerca de las vías y por eso sé que la tristeza y la alegría viajan en el mismo tren. ¿Quieres ver el mundo? Mira, está debajo de tus pies».

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