Firmas

Las candidaturas y el Chéspir

Se ha apuntado a nuestra cuadrilla del Laurel un inglés, el Chéspir; nada de particular, cualquier cuadrilla, aunque sea de dos como la mía, tiene un inglés, cosmopolitas que somos aquí: ¡Cómo nos proyectamos!

Pero, ¡ojo con el Chéspir! Porque menuda guasa se gasta.

“Pep”, me llama Pep por la temporada que pasó en Salou de corresponsal del tabloide filosófico-sensacionalista “Sun, Beach & Beers” [Sol, playa y cervezas] hasta que pidió el relevo: “Sonaba pesadillas, Pep: y se maparecía el muro de Berlín”.

“Pep, n’os entiendo a los spanolos… Cuando se sostropea el coche vaís a mecánico; o a informático si sostropea el PC. Cuando staís nfermos no vaís a veterinario, a Pamplona sí…, no llamaís fontanero para arreglar luz… ni a peón caminero para hacer casa”.

E insiste: “Pero para ajuntamiento, os da igual que sean bobos o más. Y para cámara de comunes, igual”.

La primera vez, me revolví, dolido en mi amor propio: ¡No te…, viene este vestigio del Imperio Colonial a darnos catequesis. A que se va a freír churros!

Pero luego…, pensándolo…

– Va, Chéspir, déjalo estar…, vamos a tomar otro.

– Sí, Pep, desos de conserva, que están mu ricos.

– Reserva, Chéspir, reserva, que llevas veinte años en España y no hay manera contigo, pareces otro ciudadasno.

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