El Rioja

Las viñas de Rioja que enamoraron a Ribera

Grandes grupos bodegueros de Ribera del Duero han echado el ancla en la DOCa

Viñedo de Alma Carraovejas en San Vicente de la Sonsierra.

Cuando el parque de uno se queda pequeño toca ampliar la zona de juego para dar rienda suelta a esa imaginación y creatividad. Nuevos escenarios y nuevas experiencias como por las que apuestan las bodegas al salir de su zona de confort, su denominación, y probar suerte en otros lares.

Si se mira desde el lado de Rioja, se presenta una extensa lista con los nombres de los grupos bodegueros con origen en esta denominación que no han dudado en sacar un pie fuera del tiesto y pisar las viñas de otras latitudes y altitudes como la vecina Ribera del Duero, Rías Baixas, Toro… Algunas de las más recientes en dar el paso a orillas de ese largo río que desemboca en Oporto son Muga, LAN, Roda, CVNE o La Rioja Alta S.A.

Pero es que Rioja también es un dulce muy apetitoso para las firmas de Ribera, especialmente para las de mayor renombre:

1. Pagos del Rey, del Grupo Félix Solís Avantis. Fundada en 2002 en Olmedillo de Roa (Burgos), ya ha logrado su objetivo de tener presencia en las cuatro principales denominaciones de origen del norte del país. A Rioja llegó poco después, siendo Fuenmayor su foco de atención. En 2008 inauguró las instalaciones de la nueva bodega, donde el Grupo invirtió 30 millones de euros y se hizo con el control de un millar de hectáreas de viñedo. Después, Pagos del Rey se hizo un hueco en Rueda y Toro.

2. Vega Sicilia. Es otro de los grupos que echó el ancla en Rioja hace ya dos décadas. Es recordada por esa labor propia de un detective, que durante años anduvo en busca y captura de las mejores viñas de Rioja llegando a realizar más de 70 operaciones a través de terceros para mantener en secreto su llegada a la denominación. Y lo consiguió de la mano del barón Benjamin Rothschild. Actualmente ya son en torno a un centenar de hectáreas las que la bodega de Samaniego gestiona a las faldas de la Sierra Cantabria y de donde emanan su Macán y Macán Clásico.

3. Bodegas Mauro. Derivada de la familia Vega Sicilia, está afincada en Baños de Ebro desde finales de 2022 con Baynos como la marca para sus vinos. Fue Mariano García quien fundó esta bodega en 1978 en el pueblo de Tudela de Duero (fuera de la DO Ribera del Duero) al mismo tiempo que estaba al frente de la elaboración en Vega Sicilia, pero en 1999 los lazos se cortaron y el enólogo decidió caminar en solitario, esta vez en la DO Toro. Su destino, en cambio, le llevaría de regreso a su tierra de Ribera con la creación de la firma Aalto, convertida en una de las bodegas de mayor prestigio a nivel nacional. Ahora la familia ya acumula varios proyectos vitivinícolas, abarcando incluso las uvas de godello del Bierzo, y siendo Rioja su último terreno conquistado.

4. Alma Carraovejas. Este grupo llegó a Rioja Alavesa desde Peñafiel (Valladolid) para asentarse en Leza. Allí, en 2020, el grupo de Ribera fundado en la década de los 70 dio forma a Aiurri, su proyecto vitivinícola vinculado a una viticultura parcelaria de la mano de pequeñas viñas viejas. Aunque sus planes de expansión no se iban a quedar ahí: la compañía adquirió una casona de piedra del siglo XVI en Leza para reconvertirla en un hotel de lujo de uso exclusivo para los clientes que visiten la bodega.

5. Bodegas Matarromera. Carlos Moro aterrizó en 2014 en San Vicente de la Sonsierra para dar vida a su nueva bodega, CM de Matarromera, y diversificar así sus dominios del grupo familiar. El reconocido enólogo que creció entre las viñas de Olivares y Valbuena de Duero llegó a Rioja tras un intenso y largo proceso de análisis y búsqueda de los territorios más especiales. Ahora la presencia de Bodegas Familiares Matarromera se extienden a otras denominaciones como Ribeiro, Toro, Rueda y Cigales.

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