Especial Enoturismo

Bodegas Altanza: una cata desde el origen

Una bodega ha de entenderse como un escenario vivo, en constante cambio, con diferentes personajes y elementos entrando en escena para crear una variedad de ambientaciones y dar forma al relato. Todo dentro de un recorrido que cada cada mes de septiembre vuelve al punto de partida, al inicio de una nueva historia en la que el elenco de protagonistas no cambia, pero donde sus cualidades a veces sí pueden sorprender. Y ahí recae la singularidad y la belleza de cada una de las elaboraciones de los vinos.

Bodegas Altanza apuesta por abrir al público las puertas a ese recorrido vivo y a la evolución de sus joyas enológicas a través de cada una de sus fases. Su visita Premium es sin duda la mejor opción para probar en persona como van cambiando los vinos a su paso por depósito, barrica y tino de roble francés. Una cata directa desde el corazón de la elaboración que sorprende a todos los visitantes que se acercan hasta estas instalaciones en Fuenmayor y apuestan por ir al origen.

“Es una experiencia muy especial con la que se busca que el público adquiera un conocimiento más profundo y completo de todos los procesos que lleva el vino, teniendo la oportunidad de catar distintos vinos en diferentes momentos de su elaboración. Se catan cuatro vinos, en dos fases diferentes, si bien es cierto que en función de la época del año en la que se realice la visita se podrán catar unos depósitos u otros en función de su evolución. Pero es sorprendente lo que les impresiona apreciar esas diferencias entre una cata y otra”, explica Ana de la Fuente, responsable de Enoturismo en Altanza.

Primero, el enoturista se adentra en la sala de depósitos dedicada únicamente a los blancos y rosados de la casa. Es ahí cuando empieza el juego de sensaciones. La variedad Sauvignon Blanc llega de la viña e inicia su viaje desde depósitos de acero inoxidable. “El público conoce a través de sus sentidos las características de esta uva y la liberación aromática que tiene, así como la apariencia visual de un vino casi terminado que saldrá al mercado como un blanco joven. En cata de depósito Altanza Sauvignon Blanc, es un vino que sorprende por su frescura y notas más verdes, toques que una vez se cata el producto terminado, destacan por su fruta exótica, sus aromas a piña y mango con una boca afrutada”.

Altanza Rosado es uno de los vinos que destacan en la cata de depósito dejando muy buen sabor de boca antes de dar el paso al crianza Edulis, esta vez en una sala diferente destinada exclusivamente a la elaboración de tintos. El último vino por probar en esta cata viva en su fase de crianza viene con el reserva que descansa en grandes tinos de 22.000 litros de roble francés Allier, después de haber pasado un periodo en barrica. Y es que la crianza en Altanza es un sello de referencia. La barrica y los tinos por los que transcurren la mayoría de sus vinos marcan un antes y un después en el resultado final y es justo eso lo que la bodega de Fuenmayor transmite a sus visitantes en esta visita Premium.

No podía faltar tampoco la degustación de un selecto surtido de embutidos riojanos junto con jamón ibérico, para acompañar las copas junto a una cata del Aceite de Oliva Virgen Extra que elabora también la bodega con sus propios olivos. Esta experiencia Premium se ofrece para todo tipo de públicos, desde aquellos más especializados en el mundo del vino que buscan profundizar en ese análisis sensorial hasta para aquellos que buscan iniciarse en el mundo del vino, palpando la evolución de este producto en cada proceso de elaboración, con sus tiempos de crianza, las temperaturas, los métodos empleados…

Y todo ello compartiendo momentos, en un entorno sin igual, con más de 3.000 metros cuadrados de jardines y flores que exaltan los sentidos de todo aquel que viene a Altanza. Un lugar donde aparte de gran vino, se crean experiencias para el disfrute de todos. “Altanza es el arte de compartir”.

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