Especial Enoturismo

“El enoturismo va a velocidad de crucero y no da síntomas de agotamiento”

Las bodegas de Rioja registraron el año pasado cerca de 900.000 visitas, superando así las cifras prepandemia de 2019 (860.000), aunque el objetivo de la denominación es superar los 1,2 millones de visitantes y lograr que haya 250 bodegas prestando estos servicios. “El crecimiento está siendo sostenido gracias a una estrategia ambiciosa, con una velocidad de crucero que no da síntomas de agotamiento y que permite vislumbrar las oportunidades de negocio”, remarca el director general de la DOCa Rioja, José Luis Lapuente.

La estancia media del enoturista en la región son 3,5 días y la media de bodegas visitadas por día es de 2,3, aunque la ambición del cliente muestra su interés por ampliar la cifra, que aún así es superior a la media nacional de 2 bodegas diarias, según ACEVIN. Todo esto genera un importante impacto económico tanto a nivel directo, para esas bodegas operadoras y tiendas de vino (62 millones de euros) como a nivel indirecto, con todo el gasto en servicios de restauración y hospedaje (186 millones de euros).

“El vino es un vehículo y en Rioja, con 204 bodegas abiertas al público, el enoturismo ejerce de móvil de atracción. Hay que ir más allá de la visita, hay que fidelizar al cliente para fidelizar la marca y eso se consigue haciendo de Rioja la opción ganadora entre el resto de regiones. Pero para ello hay que sumar muchísimos argumentos porque todas las denominaciones se mueven. Sabemos hacia dónde vamos, pero todavía hay retos en cuanto a la generación de ingresos en diferentes tipos de visita, como son las más premium o incluso los eventos vinculados, que generan una fuente de tráfico importante a pesar de las dificultades generadas por las infraestructuras. De hecho, eso es lo que nos lo pone más difícil frente a otras regiones. Lo más complicado es traer hasta aquí al visitante porque las comunicaciones no son las mejores, pero una vez aquí, tenemos los argumentos suficientes para enamorarle”, valora el director general.

Así lo ha reflejado este miércoles durante la presentación del I Foro Origen en el Centro de la Cultura del Rioja organizado por NueveCuatroUno. Una jornada donde Lapuente aprovechó para poner cifras a la revolución que vive actualmente el enoturismo en Rioja y que se ha visto recogida en el Monitor de Enoturismo impulsado por la DOCa Rioja hace seis años, convirtiéndose así en la única región vitivinícola que cuenta con un indicador así. Un informe donde plasmar las oportunidades y fortalezas de este sector, enfocando los esfuerzos en aportar información, fomentar la formación y generar negocio.

Este informe ofrece una información más completa sobre el comportamientos del visitante y su impacto en la región. “En un principio nos fijamos en las diferentes Rutas del Vino creadas por ACEVIN, pero estas muestran una información limitada que corresponde únicamente a las bodegas que están asociadas a estas rutas, por lo que buscábamos una visión del conjunto de la denominación que nos diera información cuantitativa pero también cualitativa, atendiendo a lo que percibe el turista y su perspectivas”.

Una herramienta, ha destacado Lapuente, “viva y dinámica”, ya que está al servicio de las bodegas y se retroalimenta con las sugerencias y planteamientos lanzados para captar esa información relevante que sea de utilidad para los operadores. En este sentido, el estudio del perfil del consumidor también es clave. Esto se testa de forma bienal, siendo 2022 el último año en el que se analizaron esas percepciones del visitante. “De este último estudio extraímos que tan solo un 5 por ciento son turistas ocasionales, lo que indica que la inmensa mayoría son gente que llega a Rioja por su interés hacia el vino. Entre estas personas, muchas corresponden a un elenco de profesionales del sector, aunque el grueso son entusiastas del vino”.

Junto a la generación de empleo que provoca el enoturismo, “con una legión de embajadores que son la cara y ojos que los visitantes ponen a Rioja cuando la visitan”, la desestacionalización de esta actividad comienza a percibirse. Mas allá del otoño y la época de vendimias, la primavera cobra mayor intensidad aunque el verano sigue costando. “De igual forma, los fines de semana y festivos siguen siendo los de mayor afluencia, así que queda un gran recorrido por abarcar también los días de entre semana donde tendríamos que enfocarnos más en el publico extranjero”.

Otro de los retos, apunta Lapuente, es lograr atraer más público internacional, ya que solo un tercio de los visitantes son extranjeros. “Tenemos una oferta diferenciada para todos los públicos e intereses, así que lo que hay que hacer es ponérselo facilísimo al visitante para que venga y opte por nosotros y no por otras regiones”.

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