La Rioja

La carrera de los autos no tan locos: chatarras solidarias

Objetivo cumplido. “No ha sido fácil pero nadie nos dijo que fuera a serlo”. Tres calagurritanos han participado estos días en el Chatarra Raid 2024, una prueba deportiva por los desiertos de Marruecos cuyo fin no es otro que llevar alimentos y material escolar al país africano; una competición con una filosofía singular inspirada en el concepto de ‘coche chatarra’, que adquiere un significado especial y donde el mejor premio es vivir la aventura y llegar a la meta en las mejores condiciones.

Son Antonio, José Manuel, y Sergio, que conocieron la propuesta a través de internet y se pusieron manos a la obra para acondicionar el Seat Toledo de 32 años que tenía uno de sus padres. “Los hemos tenido que poner a punto a lo largo de todo un año”. Un coche sin aire acondicionado y sin elevalunas eléctrico que han dejado casi como nuevo para poder acudir a la prueba. “No fue fácil porque hemos tenido que volvernos locos para encontrar algunas piezas pero al final se ha portado como un campeón”, aseguran desde el desierto.

En realidad no sólo han ido ellos. La prueba obligaba a llevar 10 kilos de material escolar y alimentos. Ellos lanzaron un reto al colegio de sus hijos y el Aurelio Prudencio lo aceptó a través de su director y todos los niños llevaron algo. “Nos hemos venido a Marruecos con unos 100 kilos de material”. Maletero lleno, asientos de atrás también llenos… toda una odisea.

La aventura comenzó el pasado 16 de marzo. De Calahorra al puerto, de allí en ferry a Tánger y después a conducir por lugares insospechados. Seis etapas en las que no han dejado de sucederles cosas. Más de 3.000 kilómetros por los desiertos marroquíes hasta llegar a Marrakech. “Nos han dicho si estábamos un poco locos pero la verdad es que todo está muy bien organizado y ha sido una gozada ver como unos y otros nos hemos ayudado en los momentos complicados”.

El suyo fue el del pasado miércoles. Se perdieron por el desierto y se les rompió la bomba del coche. “Todo el mundo que pasaba paraba para echarnos una mano fue alucinante a pesar de las más de 13 horas al volante de ese día”. Al final llegaron al campamento gracias a la colaboración de un montón de personas que se pusieron a su disposición.

Han dormido donde buenamente han podido, han sufrido ventiscas y estuvieron día y medio sin cobertura. Pero todo ha merecido la pena. “Aquí lo importante es llegar a la meta y el tema solidario, además ha sido divertido, lo hemos pasado en grande y volvemos a Calahorra con decenas de anécdotas que contar”.

Lo harán el próximo lunes con ese dorsal 13 que tanta suerte les ha dado grabado en la memoria y la satisfacción de haber hecho algo por los demás y haber disfrutado de una aventura un poco alocada con algunos de los paisajes más espectaculares del mundo como protagonistas.

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