El Rioja

Embajadores riojanos en La Ciudad del Vino de Burdeos

El visitante riojano, encendido de envidia viendo lo que los arquitectos Anouk Legendre y Nicolas Desmazières han sido capaces de desarrollar a orillas del Garona para contar la cultura del vino, recibe un bofetón de realidad nada más iniciar su visita a La Ciudad del Vino de Burdeos. Una sala con tres pantallas gigantes da la bienvenida a los visitantes presentando un ‘World Wine Tour’, un impresionante recorrido por los más bonitos paisajes vinícolas del mundo, un vuelo en helicóptero por 17 regiones de 20 países diferentes.  ¿Saldrá Haro o San Vicente? ¿Elciego o Laguardia? Esa es la pregunta que asalta al riojano al sentarse en aquella sala. Napa, Australia, Francia -por supuesto-, Italia, Lanzarote, China… ¿Y Rioja? Rioja no está. Y visto lo visto en esa proyección, no hay lugar a la reclamación. En cambio sí lo hay a replantear dónde deben estar los límites geográficos de los Paisajes del Vino y el Viñedo si es que Rioja quiere convertirlos algún día en Patrimonio de la Humanidad.

The World Wine Tour. Foto: www.laciteduvin.com

Con el orgullo tocado, la visita continúa por las diferentes salas del despampanante edificio. En eso aparece “La mesa del terroir”. Si no se han acordado de Rioja en el paisaje, ¡ay en el terroir!, piensa el visitante riojano. Georgia, Saint Emilion, Napa, Australia… y, sí, Rioja. Detrás de un sencillo interactivo juego de imagen y sonido, aparecen cinco embajadores de nuestra región para explicar cómo es nuestro terroir. Por allí desfilan, a demanda del visitante, María José López de Heredia, Telmo Rodríguez, Alex Lasheras Pérez, Juan Carlos López de Lacalle y Rafael Vivanco. Los cinco definen con pasíón cómo es el terroir riojano, o mejor su terroir. El que pusieron en marcha los antepasados de Maria José en Haro, al estilo bordelés pero sin chateux; el que Telmo ve cómo protege la sierra de Cantabria en Remelluri; el de Medrano o Tudelilla; el alavés, claro; o el que en Briones rodea el museo de los Vivanco.

Los cinco embajadores del terroir riojano en La Cite du Vin. Fotos: nuevecuatrouno

Con la autoestima recuperada, el visitante riojano retrocede y avanza en el tiempo a medida que interactúa con las diferentes propuestas de La Cité du Vin, imposibles de completar en una sola jornada. Aún habrá tiempo para alguna reivindicación riojana más. En la vinoteca, claro, hay una buena representación riojana. Y en el audiovisual dedicado al packaging es posible ver algunas de las creaciones del estudio logroñés Moruba para Vintae (la colección de Matsu, en concreto).

La vinoteca de La Cité du Vin. Foto: nuevecuatrouno

Cuando el visitante riojano abandona La Ciudad del Vino de Burdeos lo hace impresionado y con una tremenda sensación de impotencia, generada por el contraste entre lo que acaba de ver y lo que le espera en casa: la desgana con la que se trata al Centro de la Cultura del Rioja de Logroño, el absurdo pique sobre la capitalidad del Rioja entre Haro y Logroño, la falta de apoyo público y reconocimiento ciudadano al Museo del Vino de la familia Vivanco, la inexplicable ampliación, por pura política interior, de los Paisajes del Vino y el Viñedo, o la poca atención que aún genera el enoturismo en la sociedad riojana.

La Cité du Vin from La Cité du Vin on Vimeo.

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