Nacido en Logroño en el 84 y el menor de tres hermanos, Richi Arambarri dejó su huella temprana en la industria del vino. Tras formarse en Administración y Dirección de Empresas entre España y Estados Unidos, el destino lo llamó pronto a liderar Vintae. Con solo 23 años (acaba de cumplir 40), y a causa de la inesperada enfermedad de su padre, José Miguel Arambarri Terrero, asumió las riendas de una compañía en ciernes. Fue su espíritu joven, su mirada desafiante y su impulso renovador los que imprimirían a Vintae ese ADN audaz, con el que hoy conquista mercados y rompe moldes. Actualmente elabora más de medio centenar de vinos -«la verdad es que no los tengo contados»- y cuenta con bodegas y viñedo en cuatro regiones (Rioja, Ribera del Duero, Toro y Navarra), así como con proyectos en otras zonas como Galicia, Aragón y Cataluña.
– ¿Qué es Vintae?
– Lo que nosotros sentimos es que es una nueva forma de vivir el vino. Vintae nace de una generación joven, que en este caso somos mi hermano y yo, en un contexto en el que el vino se trataba como algo muy serio. Nosotros, y más en esta tierra, lo que hemos vivido es compartir el porrón, disfrutar el sábado con la familia… es una forma de vivir, de compartir, de disfrutar de tu territorio. De alguna manera, lo que hemos querido siempre con Vintae es hacer vinos con esa filosofía. Es decir, vinos que transmitan la esencia de cada lugar y que sean vinos para disfrutar. Por encima de todo esto, y yo creo que es una de las grandes diferenciaciones de Vintae, es la forma de comunicarlo y transmitirlo. No de una forma súper técnica y súper seria, sino transmitirlo como lo que realmente es: una forma de vivir la vida.
– ¿Irreverentes, provocadores o vacilones?
– (Risas) Según en qué momento de nuestra historia, en diferentes momentos, hemos podido llegar a ser todo lo que has dicho. Yo creo que provocadores, irreverentes hemos sido mucho, pero ahora más somos rebeldes y revolucionarios por apostar por lo que realmente creemos, pero no necesariamente con la idea de provocar a nadie, sino de provocar un cambio. Eso sí, en nosotros y en nuestro entorno, pero no por provocar.
– Un cambio en el momento en el tú te haces cargo de la compañía hace diecisiete años cuando tenías pocos más de veinte. ¿Cómo ha sido todo este proceso?
– Lo que había entonces era rebeldía sin conocimiento. Con los años, vas ganando en conocimiento. Al principio, éramos una bodega muy pequeña que tenía que hacerse un hueco. Empezamos siendo rebeldes y provocadores, tratando de hacernos notar. Hoy en día, Vintae se ha consolidado y estamos en una posición más sólida, tanto en vinos, viticultura, calidad y mercado tanto nacional como internacional. A lo largo de estos años, hemos apostado por proyectos que pongan en valor nuestro territorio, siguiendo nuestro propio camino sin ajustarnos a lo ya establecido como lo demuestra el proyecto ‘Pandemonium’, que no tiene por qué seguir lo que está escrito.
– ¿Cuál es el secreto del éxito de Vintae?
– Ya sé que suena a tópico, pero para mí lo más importante es el equipo. Tanto mi familia, como Raúl y su familia, Isa y todo el equipo de campo y bodega han sido clave. Lo que nos pasó durante el COVID es un reflejo de por qué estamos donde estamos. En 2020, en lugar de refugiarnos, duplicamos esfuerzos y eso nos dio un empujón brutal. Las personas son las que hacen que una empresa esté viva, y eso es lo que nos ha permitido consolidarnos en mercados y ganar solidez financiera. Al fin y al cabo, las personas son las que cosechan, las que cuidan el campo y las que vinifican.
– ¿Y cuáles fueron esos esfuerzos en el COVID?
– No hubo prácticamente nadie en ERTE e hicimos una campaña de apoyo a la hostelería en la que, además de unos vídeos preciosos que hizimos, aportamos cartas en QR cuando nadie usaba esos códigos, merchandising, EPIs sanitarios que hacían falta… nos fuimos adaptando a las necesidades que tenía la hostelería para que sintiesen, al menos, que estábamos ahí para apoyar. En esa campaña, con todas sus aplicaciones, queríamos que el mercado viese que nosotros no estábamos ahí quietos sino al revés. Por ejemplo, en el año 2020 crecimos un dos por ciento. A pesar de que en hostelería caímos, lo que compensó fue el online. Cuando ya toda la gente volvió a la calle, los años 2021, 2022 y en adelante, ahí han sido años en los que todo ese esfuerzo lo hemos cosechado.
– Hablando de internet, ¿qué importancia tiene el canal online?
– Hoy en día, el que no entienda que la venta online es fundamental está equivocado. Durante el COVID, creíamos que sería más grande de lo que finalmente ha sido, pero sigue siendo crucial, sobre todo en los vinos de alta gama, ya que permite transmitir mucho sobre las marcas y su historia. Hay un perfil de consumidor, en el que me puedo meter yo en el propio saco, que sabe lo que va a comprar y que le gusta probar cosas diferentes. El mundo online es fundamental para nosotros, no solo a nivel comercial, sino también a nivel de marketing y para la creación de marca.
– Y de internet a la hostelería. Otro camino que ha emprendido Richi Arambarri es el fandanguero: Wine Fandango (Logroño), Fandango Formentera y Fandango Baqueira. ¿A qué vienen esos proyectos?
– Hay otra frase que nos gusta mucho en Vintae. Aparte de ser una «nueva forma de vivir el vino», también decimos que «si dejásemos de soñar, no seríamos Vintae». Yo creo que es una frase que cada día que pasa se palpa más en nuestra realidad porque hay muchos proyectos que hacemos que no tienen una mentalidad exclusivamente económica. Por supuesto, las empresas no son ONGs y tienen que ser sostenibles, pero, por ejemplo, proyectos como «Pandemonium» es un proyecto que yo no sé si en los próximos diez años vamos a ver un fruto económico a las inversiones que estamos haciendo. Al final, los restaurantes han sido algo similar, en tanto en cuanto a que son sueños cumplidos. Logroño fue un sueño de hacer un sitio que no existía en la ciudad. Otro de mis sueños era montar un restaurante en Formentera en el que hubiese un rincón de vino. Un rincón riojano. Un rincón de lo que es nuestra alma en Formentera. De eso ya han pasado casi cuatro años y lo de Baqueira, que es lo más reciente, se ha hecho porque somos fans de la montaña y surgió la oportunidad.
– Y los sueños, sueños son, pero se han transformado en una realidad.
– Ahora podemos decir que es otra empresa. Y como somos unos inconformistas, no vamos a parar. Cuando digo esto no quiere decir que vayamos a montar más, porque si no igual me da algo, pero siempre estamos en constante mejora. De hecho, vienen cambios en Logroño. Vamos a hacer una pequeña reforma en la terraza y estamos planteando hacer cambios en las partes interiores, crear una nueva sala… Seguimos dándole vueltas y, sobre todo, un poco como es Vintae en el mundo del vino. Fandango es un rincón donde la gastronomía es un pilar fundamental y donde lo que queremos es que haya buen rollo, que la gente pueda disfrutar, pasárselo bien, y en el que también el vino sea muy protagonista.
– Otro sueño o, quizás, una ida de manos, es el Vintae Wine Fest, que en realidad es tu ‘fiesta’ de tu cumpleaños.
– (Risas) Es una ida de manos, realmente. Mi padre, que nació en Badarán en el 42, siempre me decía que lo que más ilusión le hacía a la gente de los pueblos de La Rioja era agasajar a los visitantes, darles de comer y vino. Vintae nace de eso. Yo empecé invitando a amigos para mi cumpleaños y trato de montar el plan con mayúsculas. Con los años se ha ido convirtiendo en una fiesta más grande -novecientas personas en su última edición- y en una ida de manos. A más y a más. Este año tuvimos gente de Panamá, Miami, Polonia, República Dominicana, Puerto Rico, Bélgica y otros países. Es gente que conocía nuestros vinos, luego ha descubierto el festival y han montado un viaje en el que, obviamente, no han venido solo a esto, pero dentro de la semana o los quince días que han pasado en España, el epicentro ha sido eso. Eso es la leche.
– El último cumpleaños fueron los cuarenta de Richi. ¿Crisis de los cuarenta?
– No, no. No me da tiempo (Risas).
– Pero sí crisis en el sector del vino. Sin pisar grandes charcos, aunque en Vintae hasta os zambullís en ellos, ¿qué le pasa al sector y qué hacemos con él?
– La crisis es cambio. El mundo del vino se está estrechando en su base y los vinos de menos valor añadido se consumen menos, pero hay una lectura muy positiva. Por el contrario, está habiendo un consumo cada vez mucho más cualitativo. Yo creo que Rioja tiene que buscar ese lugar. Posiblemente no vayamos vender tantas botellas como hacíamos antes, y es una cosa que tenemos que ser conscientes de ello, pero ese mercado existe. Hay que salir, hay que estar orgullosos y hay que defender nuestra tierra. La Rioja tiene un valor añadido que no tiene ninguna otra región en España, y eso lo puedo decir no solo como riojano sino también como conocedor del mundo del vino en España. Tenemos que apretar los dientes, pelear, innovar y buscar esos nichos que existen del vino de valor añadido.
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