A simple vista es algo que, al menos por el momento, no se ve en muchas fincas. Pero basta con acercarse a las cepas un poco, sin ni siquiera retirar la parra, y ya ahí se nota cómo huelen. Hay un aroma a podredumbre y eso evidencia lo que hay en los racimos, aunque algunos todavía no lo hayan expresado. La botrytis, esa invitada que nadie recibe de buena gana en sus viñas, ya ha hecho sus primeras apariciones en Rioja. ¿Y qué se podía esperar después de un comienzo de septiembre tan lluvioso? Cierto es que no han venido altas temperaturas y los días fríos de la pasada semana mantenían los nervios de los viticultores un poco en reposo, pero la humedad acumulada es la que es y cuando estas condiciones climáticas se dan en el periodo de maduración de la uva (entre el envero y el inicio de vendimia), el riesgo se incrementa y los daños en los racimos se agravan.
Así que mientras este hongo va dejando un ligero rastro que se huele y, en algunas zonas de la denominación, incluso se ve, la estampa que han protagonizado este lunes muchos viñedos es la de tractores arrastrando sus carros por los renques para rociar con productos secantes los racimos. «La podredumbre gris o botrytis ha aparecido sobre todo en las zonas más tempranas, las que ya están próximas a vendimiar, pero especialmente los focos se notan en aquellas parcelas de mayor producción y más vigorosas donde los racimos están grandes y compactos. En estos casos las bayas de mayor tamaño se han hidratado con las lluvias y han acabado rompiéndose, lo que ha ocurrido también en aquellas viñas que se vieron afectadas por las tormentas de granizo al inicio del ciclo, dejando unos granos pequeños que ahora al llover se han rajado, creando así la entrada para la botrytis», apunta el inegeniero agrónomo José Antonio Pérez. También hay que tener en cuenta que las zonas más tardías pueden registrar signos de podredumbre ácida, la cual se inicia incluso con temperaturas frescas, siempre y cuando haya humedad. En este caso, la oxidación del hollejo de la uva provoca un ablandamiento de esta y un fuerte olor a vinagre.
En cualquier caso, remarca el técnico, las infecciones no son generalizadas, sino que están repartidas: «Lo que hay que hacer es vigilar las viñas y estar pendientes de su evolución». Porque la realidad es que estos ataques de botrytis resulta complicado combatirlos, por no mencionar que se recomienda aplicar la última mano de fitosanitarios con varios días de antelación antes de comenzar la vendimia. «La clave es aplicar tratamientos preventivos porque una vez se ha producido la infección los productos son menos eficaces, por lo que hay que asegurarse que penetran en el racimo y están bien dirigidos. Se suelen aplicar tratamientos secantes de diferentes compuestos como sílice, o también de organismos vivos, que pueden ser bacterias, levaduras o taninos vegetales. Eso sí, cuando la botrytis está ya muy iniciada lo mejor que puede ocurrir es que la meteorología acompañe con temperaturas frescas y cierzo».
Una situación que nada tiene que ver con la del año pasado, cuando las infecciones por este hongo se extendieron por más zonas de la denominación dadas las condiciones meteorológicas de altas temperaturas que se dieron después de las lluvias. «Lo que sí está claro es que este año vamos a ver muchísma heterogeneidad en el viñedo».
En Bodegas Valdemar, donde iniciaron la vendimia el pasado jueves con el sauvignon blanc de la zona de Oyón, aseguran que «por el momento hay tranquilidad en cuanto a la sanidad del viñedo». Eso sí, las lluvias de los últimos días no han ayudado nada. «Todo iba madurando lentamente, pero ahora con el agua, que ha entorpecido todo, sí que nos hemos retrasado un poco más, así que habrá que esperar a que seque bien el terreno y acabe de madurar lo que está pendiente. El tempranillo blanco de la Finca Alto Cantabria de Logroño lo estamos recogiendo este lunes, cuando hace un año recuerdo que empezamos a vendimiarlo un 23 y 24 de agosto. Y está claro que si hubiéramos visto indicios de podredumbre lo hubiéramos vendimiado antes para que no se perdiera», apunta Antonio Orte, enólogo de Valdemar.
Esta jornada la ha pasado haciendo un repaso por las diferentes parcelas de la Finca del Marquesado entre Ausejo y Tudelilla para recoger los diferentes muestreos y las sensaciones que tiene son positivas: «No hemos visto ninún foco de botrytis o signos que nos obliguen a acelerar el comienzo de la vendimia en esta zona, así que prevemos que va a haber buena sanidad porque además estamos teniendo unos días con temperaturas frescas y aire norte que está ventilando todo, por lo que no veo riesgo. Lo que nos preocupa ahora es cuánto tardará en madurar y si se va a mantener esta dinámica de tormentas, porque entonces sí podrá haber problemas».
De hecho, en la Finca del Maquesado tocó una tormenta de granizo el pasado mes de mayo que golpeó con fuerza las cepas de garnacha. «Lo que hay ahora mismo son racimos muy sueltos y a los que les tocó la piedra se han quedado con muy poca producción. Luego el cuajado de las garnachas ha sido bastante irregular, así que entre una cosa y otra la producción este año va a ser bastante baja, nada parecida a la de años anteriores», reconoce Orte. Una merma de cosecha que, asegura, se repite en las diferentes zonas de producción: «La sensación generalizada en las distintas fincas es de que hay menos uva, aunque acabemos de empezar la campaña. Yo creo que es de esos años en los que dices que hay poca producción y luego cuando llegas a bodega la uva aún pesa algo menos de lo esperado. Por mucho que estas lluvias hayan hinchado algo los granos, no se va a recuperar la previsión inicial que había de coger una buena cosecha. Si es que los tempranillos incluso no tenían apenas hombros, lo que ya venía indicando que iba a ser una campaña escasa en cuanto a kilos».
En Viña Salceda dedican estas jornadas a vigilar sus parcelas y las de sus proveedores para cerciorarse de que todo marcha bien. Las lluvias también han dejado huella en el entorno de Elciego, que en ocho días ha acumulado unos 70 litros. «Hacía falta agua porque había síntomas de estrés hídrico y la uva ha cogido algo más de peso que también viene bien, aunque si pudiéramos elegir, hubiéramos pedido que no vinieran tantos litros», reconoce David González, director técnico de la bodega. Unas lluvias que teme que vayan a provocar un cambio grande otra vez en la producción: «Si bien parecía ser un año con merma de cosecha, este agua ha dado bastante peso a las uvas, así que ya no hay poca uva. Lo que necesitamos ahora sí o sí es que no llueva más y venga el sol y el cierzo para que seque bien».
En la zona del Alto Najerilla que controla también esta bodega de Rioja Alavesa las garnachas no han tenido un buen cuajado, así que los racimos se han quedado bastante sueltos. «Al menos en las parcelas que gestionamos, tanto en la zona de Elciego, Alto Najerilla y algo en Tudelilla, no hemos visto nada de botrytis. Lo tenemos bastante controlado y creo que este es un año para aprovecharlo bien si no se tuerce. Soy bastante optimista, pero tengo la sensación de que va a ser un buen año en cuanto a calidad. Además, lo de esta campaña no tiene nada que ver a la anterior porque cuando llovió, aparte de que fue más cantidad de agua, la uva estaba más avanzada y después hizo calor después y viento sur. Este año es todo lo contrario, así que se está secando bastante rápido sin dar tiempo a que la botrytis se desarrolle. Lo que sí es diferente este año es que se ven viñas algo más descuidadas que otros años y que han sido más tocadas por la polilla o el oídio. Falta ilusión y esto viene motivado por esa incertidumbre en los mercados, pero hay que pensar que si no se hacen buenas uvas, no se podrá hacer buen vino ni tampoco pagar bien las uvas».
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