El dolor de espalda es una de las condiciones más comunes que afecta a millones de personas en todo el mundo. A pesar de lo frecuente que es, está rodeado de mitos que, en muchos casos, generan miedo y conducen a tratamientos innecesarios o ineficaces.
Cada 8 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Fisioterapia y en esta ocasión, la jornada está centrada en el dolor lumbar y el papel de la fisioterapia en su tratamiento y prevención. Una función, la de estos profesionales, indispensable para desmontar algunos de los mitos más extendidos sobre el dolor de espalda, ofreciendo una visión más clara y respaldada por la ciencia sobre cómo abordar este problema.
Ante cualquier molestia, el fisioterapeuta aconsejará y orientará a cada paciente sobre las mejores formas de tratar la lumbalgia. Estos profesionales pondrán en marcha estrategias que ayudarán a controlar el dolor, a recuperarse y a mejorar la condición para que cada persona pueda volver a desarrollar sus actividades habituales.
MITOS
1) Me duele mucho la espalda, así que debo de tenerla muy dañada.
Muchas personas asumen que si el dolor es fuerte, la columna debe estar seriamente dañada. En realidad, el dolor de espalda rara vez indica un daño grave en los tejidos o una enfermedad potencialmente mortal. A menudo, el dolor puede ser intenso sin estar relacionado con un problema estructural importante. De hecho, la mayoría de las personas con dolor lumbar se recuperan sin sufrir lesiones graves ni complicaciones duraderas. El dolor es una señal del cuerpo, pero su intensidad no siempre refleja el daño real.
2) Necesito un escáner o una radiografía para saber qué me pasa en la espalda.
Aunque pueda parecer lógico, estas exploraciones rara vez son útiles para identificar la razón del dolor lumbar. Muchas veces, los escáneres y radiografías revelan hallazgos «casuales» como degeneración discal, pequeñas protuberancias en los discos o artritis. Condiciones que suelen aparecer con la edad y que son comunes incluso en personas que no experimentan dolor. Estos resultados pueden alarmar a quienes no están informados, pero no siempre son la causa del malestar.
3) Me voy a desgastar la espalda agachándome y levantando peso.
Existe la creencia errónea de que los movimientos cotidianos, como agacharse o levantar peso, desgastan la espalda. Esta idea ha generado miedo al movimiento en muchas personas que sufren dolor lumbar. Sin embargo, la espalda es una estructura fuerte y resistente, diseñada para soportar las cargas diarias y movimientos. De hecho, el cuerpo se adapta y se fortalece con el tiempo si se lo expone gradualmente a cargas físicas. Evitar el movimiento puede ser más perjudicial que beneficioso, ya que la falta de actividad puede debilitar la musculatura y empeorar el dolor a largo plazo.
4) Los analgésicos fuertes me ayudarán a sentirme mejor rápidamente
Otro mito persistente es que se necesitan analgésicos fuertes para recuperarse más rápido del dolor de espalda. Los analgésicos pueden ser útiles para aliviar temporalmente el dolor, pero no aceleran la recuperación. En muchos casos, los medicamentos simples, como el ibuprofeno, son suficientes cuando se combinan con otras medidas, como el ejercicio y el automanejo. Además, el uso prolongado de analgésicos fuertes puede tener efectos secundarios no deseados, y no aborda la raíz del problema.
5) Necesito que me pongan la espalda «en su sitio».
Otro error frecuente es creer que se necesita «recolocar» la columna porque algo se ha salido de su sitio. Esto ha llevado a muchas personas a buscar tratamientos de manipulación manual bajo la idea de que su dolor proviene de una desalineación. En realidad, la columna es una estructura estable y robusta y no hay evidencia de que los discos o vértebras puedan «salirse de su sitio». El dolor lumbar no se debe a una desalineación, sino más bien a otras causas como tensiones musculares, sobrecarga o inflamación.
6) Me hago mayor, así que tendré lumbalgia.
Pensar que con la edad el dolor de espalda es inevitable suele ser también otro de los mitos en los que caen muchas personas que asocian el envejecimiento con la lumbalgia. Sin embargo, la realidad es que el dolor de espalda no es una consecuencia directa del envejecimiento. Si bien es cierto que, con el tiempo, se producen cambios en la columna, estos no siempre causan dolor. La pérdida de fuerza y la falta de actividad física tienen un impacto mucho mayor en el desarrollo del dolor lumbar que la edad en sí. Mantener una musculatura fuerte y una buena movilidad puede prevenir el dolor de espalda, independientemente de la edad.
7) Debo descansar y permanecer en cama para ayudar a mi espalda a recuperarse.
Aquí llega el mito del reposo absoluto. Durante años, muchas personas han sido aconsejadas a evitar el ejercicio y a permanecer en cama para que su espalda «se cure». Sin embargo, la ciencia ha demostrado que la inactividad prolongada puede ralentizar la recuperación. Aunque es cierto que en los primeros momentos tras una lesión es importante evitar actividades que agraven el dolor, la vuelta gradual a las actividades normales y el ejercicio ligero son cruciales para una recuperación más rápida y efectiva.
8) Me duele cuando hago ejercicio y me muevo, así que debo de estar haciéndome daño.
La espalda se vuelve más sana con el movimiento y la actividad física. La columna vertebral es fuerte y capaz de moverse y cargarse con seguridad. Las advertencias habituales para proteger la columna vertebral no son necesarias y pueden provocar miedo y sobreprotección.
9) Tengo que sentarme recto porque mi mala postura me provoca dolor de espalda.
La idea de que una mala postura es la causa principal del dolor de espalda también está muy extendida. Muchas personas creen que sentarse recto o adoptar una «buena postura» es esencial para prevenir el dolor. Sin embargo, no existe una postura perfecta. De hecho, el cuerpo está diseñado para moverse y cambiar de posición a lo largo del día. Mantener una variedad de posturas y moverse con regularidad es más beneficioso que tratar de mantenerse en una posición rígida durante todo el día.
10) Necesito hacer muchos ejercicios de tronco (abdominales y lumbares) para evitar el dolor lumbar.
Otra leyenda extendida es que se necesitan ejercicios específicos de fortalecimiento del tronco, como abdominales, para evitar el dolor lumbar. Aunque tener un tronco fuerte es importante, no es la única solución para prevenir o tratar el dolor de espalda. Estudios han demostrado que los ejercicios específicos de fortalecimiento del tronco no son más efectivos que el ejercicio general, como caminar, para mejorar el dolor lumbar. Mantener una buena condición física general es clave para la salud de la espalda.
11) Necesito operarme o ponerme inyecciones para curar mi dolor de espalda.
La cirugía y las inyecciones rara vez son curativas. Se recomiendan el ejercicio y las técnicas de automanejo, que han demostrado ser igual de beneficiosas, con menos riesgos.
12) Cuanto más dolor tengo, más dañada está mi columna vertebral.
Más dolor no siempre significa más daño. Personas con problemas de columna similares pueden sentir niveles de dolor muy diferentes.
Como bien se ha visto, el dolor de espalda está rodeado de mitos que muchas veces complican su manejo. Comprender que el dolor no siempre indica un daño grave, que la actividad física es esencial para la recuperación y que no se necesitan tratamientos invasivos o excesivos es clave para superar el miedo y manejar mejor el dolor lumbar. La espalda es fuerte y capaz, y con el enfoque adecuado de los profesionales fisioterapeutas, la mayoría de las personas pueden recuperarse completamente y llevar una vida activa sin recurrir a medidas extremas.
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