TRIBUNA

Gol en Las Gaunas: ‘El futbolista universitario’

Se corre el peligro de caer en la trampa. Sucede tras el primer partido de liga lo mismo que tras el primer partidillo en la Universidad. Lo del pasado domingo en Las Gaunas fue como cuando afrontabas uno de tus primeros partidos de fútbol 7. Joven, más que ahora; por supuesto, más en forma que ahora; y atesorando algún que otro recurso técnico entrenado en el equipo de tu barrio que te llevó hasta la Juvenil Nacional y que te hacía destacar en el partido de solteros contra casados de las fiestas de tu pueblo.

El fútbol te iba abandonando, lentamente, pero aún te quedaba alguna tarde de gloria gracias a esos pequeños lucimientos personales que te permitían tener cierta superioridad moral sobre muchos de los miembros de la que se estaba convirtiendo en tu nueva cuadrilla universitaria, al menos durante cuatro años. Pinta de futbolista, sin dorsal en la espalda, sin camiseta de fútbol, con las botas justamente desgastadas, buen manejo de los pies, y por supuesto, ni un solo cambio de ritmo en todo el partido.

Perdida la ilusión al saber que no serías futbolista profesional, te ibas dejando. El carácter amistoso del partidillo no ayudaba a tu juego, acostumbrado a la alta competición de enfrentarte contra el Colonvilla. El típico pelotero que jugaba ya de cara a la galería. Dos buenos regates, un par de disparos, una única pero expeditiva acción defensiva, un gol y tres buenos controles eran más que suficiente para dejar constancia de que tu nivel estaba muy por encima de la media de esa reunión de estudiantes que miraba con ansia al jueves ya cercano.

Éste es el pensamiento que me viene siempre a la cabeza durante el primer partido de cualquier temporada de la UD Logroñés. Trato de averiguar quien es el universitario al que el fútbol le va abandonando poco a poco. Es un ejercicio que requiere de cierto entrenamiento. Resulta complicado saber quién ha jugado bien en el debut liguero porque es un buen futbolista y quién lo ha hecho sencillamente de cara a la galería por tratarse del primer partido de liga.

Claro, en esto de los equipos profesionales, al futbolista, como al soldado, se le presupone el valor. Pero estamos hartos de comprobar que no siempre es así. Ander Vitoria ha sido el último ejemplo, el más reciente. Pero ha habido otros. Jóvenes y veteranos. También jugadores a los que se les presuponía la mejor edad (de 24 a 27 años) en eso de intentar llegar al fútbol profesional, que gustaron en el debut y luego se hundieron como cualquier universitario que juega sencillamente porque es lo que toca entre fiesta y fiesta.

Me viene a la cabeza Popo. 22 añitos tenía en 2010. Seis partidos acabó jugando aquella temporada con la UD Logroñés. Dejó el fútbol una temporada más tarde, con solo 23 años. Pero no hay que irse tan atrás en el tiempo. El gran ejemplo de jugador universitario fue sin discusión alguna Vinicius Tanque. Marcó en el debut liguero en Tarragona. Aunque es cierto que aquella temporada fue la fiesta universitaria perfecta con Xavi Boniquet, Campins, Menudo, Schutte o David Fernández, entre otros. Gustaron en el debut sin detectar que eran universitarios de jueves a jueves.

Tanque el día de su debut con la UD Logroñés, cuando firmó un gol en Tarragona. FOTO: Nàstic de Tarragona.

Fer Cano, Dani Pinillos, Tekio, Paolo Medina… Álex Pérez, Nano Mesa, Van La Parra, Dani Parejo… Javi Álamo, Víctor Socorro… Bijimine, Pedro Martínez… Iván Aguilar, Salva Chamorro, Borja Gómez… Juan Fran Guarnido, Thaylor, Fran Pastor… Adrián Cruz, Jordan Gaspar… Amaro… Una regresión en el tiempo que ayuda a constatar que hay futbolistas que dejan una buena primera impresión. Solo eso. Después se diluyen como un azucarillo en la leche caliente de la competición. Gente a la que casi por arte de magia, como les ocurre a los universitarios, el fútbol les abandona sin previo aviso. Sigo dándole vueltas al asunto de Arregi. De repente, a todos estos, y a unos cuantos más, se les acabó lo darle bien al balón.

Y este domingo, mientras seguía desde Las Gaunas el partido de la UD Logroñés, intentaba averiguar qué futbolista o futbolistas perderán la maña en el juego de un día para otro. Todos llegan, incluso en Segunda Federación, en un buen momento en sus más o menos modestas trayectorias dentro de lo que ya es un entorno de fútbol profesional porque así lo configura el club por el que todos ellos han firmado. Y todos están dejando una buena primera impresión a la espera de ver en acción a Verdú, el único de los recién llegados, que sin lesión alguna, se quedó fuera de la primera convocatoria. Bobadilla, Álvaro Mateo, Riki, Pau López, Iván Garrido, Alex Gualda, Lupu, Barrero, Agüero, Mario Nájera, Curro… los nuevos han dejado una buena primera impresión. Y de los veteranos, más o menos, uno ya sabe hasta dónde pueden rendir, aunque tampoco quedan exentos de que el fútbol les pueda abandonar de un día para otro.

Siempre he pensado que la diferencia entre los buenos futbolistas durante muchas temporadas y los que solo brillan en el primer partido del campeonato es precisamente ese empeño en no convertirse en unos simples universitarios de su deporte. Y con mejores y peores entrenadores, al final la responsabilidad recae directamente en el futbolista. El que logra acabar con la pereza, el que rompe con la dejadez y las excusas, el que se reivindica aun empezando de suplente, el que renueva cada noche la ilusión por practicar este maravillo deporte… ése es el que acaba jugando, porque aunque haya diferencias en términos de calidad, no nos engañemos, la Segunda Federación es al fútbol profesional lo que el partidillo de los martes es en el día a día en la universidad de turno.

Quizás por eso, Miguel Flaño, el entrenador, ha puesto el foco, antes y después del primer partido de liga, en la obligación de dar todos el máximo rendimiento sin conformarse ni tan siquiera con una primera victoria en liga aumentando tras el partido la sensación de que este equipo necesita mejorar mucho para lograr el objetivo final. Él, que sí ha jugado en Primera, no parece que vaya a aceptar que esto se convierta en los partidillos de los martes, en los que con cuatro toques, dos controles, y un golito se ha cubierto el expediente. De no corregirlo a tiempo es cuando el fútbol comienza a abandonarte. Y en la UD Logroñés hay muchos ejemplos claros de cómo una buena oportunidad -fichar por la UD Logroñés- se acabó convirtiendo en una jubilación deportiva anticipada.

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