En la tranquila localidad de Igea, escondida entre los paisajes montañosos de la comarca riojana de Cervera del Río Alhama, surge una historia de tradición familiar transformada en innovación y éxito. Los hermanos Aitor e Iñaki Garteizaurrecoa, herederos de una larga tradición apícola, dieron en 2019 un paso audaz al combinar la sabiduría ancestral con un enfoque moderno: la producción de hidromiel bajo el nombre de Bodegas de Igea.
Todo comenzó en 2019, cuando los hermanos tomaron las riendas de la empresa familiar Miel de Pueblo. Con un millar de colmenas repartidas por la sierra que abraza la comarca, Aitor e Iñaki creyeron ya entonces en un proyecto que aunara tradición, innovación, gastronomía, y atracción turística. Así que lejos de quedarse en lo conocido, Aitor e Iñaki decidieron explorar nuevas fronteras. En 2021, su inquietud por innovar les llevó a iniciar la producción de hidromiel, una bebida con raíces milenarias -“la primera bebida alcohólica de la humanidad”, remarca Aitor- pero con un toque de modernidad que ha captado la atención del mercado.
“Queríamos crear algo que conectara nuestra pasión por la apicultura con un producto innovador, algo que reflejara la riqueza de nuestra tierra y nuestro compromiso con el medio ambiente”, comenta Aitor Garteizaurrecoa. Este enfoque ha dado frutos rápidamente: en 2023, Bodegas de Igea fue reconocida con el Premio Nacional a PYME más innovadora por Carrefour, destacando su capacidad para fusionar tradición y modernidad.
La hidromiel producida en Igea es mucho más que una simple bebida. Es el resultado de un proceso artesanal que respeta tanto el entorno natural como la tradición familiar. Bodegas de Igea ha lanzado al mercado dos variedades principales: Bosque con Nueces Madurado en Barrica y Joven de Flores Secas, ambas respaldadas por el prestigioso sello de calidad Reserva de la Biosfera. Este distintivo no solo certifica la sostenibilidad del producto, sino que también destaca su origen en un entorno natural de gran valor. “Desde el inicio quisimos que nuestra hidromiel fuera un reflejo de la calidad y pureza de nuestra tierra”, apunta Aitor. “Cada botella es un homenaje a la naturaleza que nos rodea y a la tradición que nos precede”.
El camino hacia el reconocimiento no ha sido sencillo. “Montar una empresa completamente nueva en un sector tan distinto al de la apicultura fue todo un desafío”, admite Aitor. “Encontrar un mercado nacional para un producto aún desconocido en nuestro país es muy complicado, pero lo enfrentamos con determinación”. Reconoce que “nos respalda un producto magnífico: innovador, divertido, gastronómico, de calidad, y artesano”. Por eso, asegura, “quien lo prueba repite”.
A pesar de las dificultades, los hermanos Garteizaurrecoa han encontrado en las catas y en su inclusión en la Ruta del Vino de La Rioja una forma eficaz de dar a conocer su hidromiel. “Hacemos muchas catas en la bodega y colaboramos con balnearios locales para atraer visitantes. Es una manera de educar al consumidor y de abrir puertas a nuestro producto,” añade Aitor.
El impacto de Bodegas de Igea va más allá de la producción de hidromiel. Su éxito está contribuyendo a transformar a Igea en un destino enogastronómico emergente. “Nuestro sueño siempre fue que la hidromiel de Igea traspasara fronteras”, confiesa Aitor. Y lo están logrado, “poco a poco, con mucho esfuerzo”. Su hidromiel ha sido bien recibida en mercados internacionales, especialmente en países nórdicos como Noruega, Suecia y Finlandia, donde la cultura de la hidromiel está bien arraigada. “Sienten curiosidad por acercarse a un producto de tanta calidad y que viene del sur, de un país mediterráneo como el nuestro”, apunta.
Bodegas de Igea es más que una empresa; es una historia de cómo la innovación puede florecer en zonas marcadas por la despoblación, y de cómo el respeto por la tradición puede ir de la mano con la modernidad. Aitor e Iñaki Garteizaurrecoa han demostrado que, con pasión y visión, es posible crear productos de alta calidad que no solo respeten el entorno natural, sino que también impulsen el desarrollo económico y turístico de una pequeña zona como Igea.
“Estamos comprometidos a seguir creciendo y a llevar la hidromiel de Igea cada vez más lejos,” concluye Aitor. “Queremos que nuestra pequeña localidad sea conocida no solo por la calidad de nuestra hidromiel, sino también por la autenticidad de nuestra tierra y la calidez de su gente”.
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