David Farley, periodista estadounidense, recorre el mundo en busca de las mejores experiencias culinarias, y en su última aventura, se ha dejado cautivar, una vez más, por los sabores y la autenticidad de La Rioja. Publicado en ‘The New York Times’, uno de los periódicos más prestigiosos del planeta, Farley comparte con millones de lectores en Estados Unidos sus últimos descubrimientos.
Tras las grandes locomotoras de la gastronomía riojana, como El Echurren, Venta de Moncalvillo, Ikaro, Nublo, Ajonegro o Kiro Sushi, surge una ingente cantidad de restaurantes, de buenos restaurantes, en los que la gastronomía riojana constata su verdadero peso específico dentro del impactante momento que lleva años viviendo la gastronomía española.
Comer en La Rioja es un hecho cultural, por eso con la comida no se juega. Y desde la honestidad, pequeños restaurantes son grandes referencias dentro de la gastronomía local, que acaba de reconoce un periodista de la envergadura de David Farley para un periódico de la importancia del New York Times. “Restaurantes entrañables y genuinos”, define Farley, que se ha topado con la extraordinaria sensación de que en casi cualquier pueblo de La Rioja se puede comer bien y encima hacerlo a un precio muy competitivo, en donde el trato de los responsables de estas casas de comida marca sin duda la diferencia. Tierra acogedora y de buen comer. Y Farley se ha detenido especialmente en cinco lugares que convendremos todos que son cinco buenos lugares. Farley tiene buen ojo. “Aquí, los platos tradicionales y la hospitalidad familiar brillan con luz propia”, explica Farley en el artículo, haciendo que estos rincones sean recomendados más allá de nuestras fronteras.
La Cueva del Chato: un secreto bien guardado en Canillas de Río Tuerto
El periodista estadounidense se detiene en primer lugar en un pequeño pueblo que no conocen todos los riojanos. En Canillas de Río Tuerto se encuentra La Cueva del Chato, un lugar que Farley destaca “por su autenticidad”. Para él, no es solo un restaurante, sino un rincón donde la tradición familiar se mezcla con la rica gastronomía de la región. César Torrecilla y su esposa, María Isabel Hermosilla, han convertido el antiguo garaje familiar en un espacio acogedor, donde la comida se convierte en una experiencia personal.
Farley quedó impresionado con platos como el chuletón: “La obra maestra del menú es un enorme chuletón con hueso, que los comensales cocinan colocando el filete crudo en parrillas portátiles en la mesa”. Habitual por estos lares, todo un descubrimiento para los estadounidenses. Esto lo podrán replicar, no así la otra cuestión esencial que destaca el periodista de esta casa de comidas: “Al final de la comida, la señora Hermosilla ya había memorizado nuestros nombres”. La calidez de María Isabel no se puede imitar ni transportar a ningún otro sitio. Es patrimonio riojano. Detalles que han posibilitado que La Cueva del Chato sea ahora conocido por lectores de todo el mundo.
La Bodega Pimiento y la autenticidad de Tirgo
En Tirgo, El Pimiento lleva décadas siendo un referente en la zona. Ahora, gracias a Farley, su nombre resuena por Estados Unidos. Marimar y Pablo Porres han mantenido vivo este restaurante familiar, donde cada plato cuenta una historia de La Rioja. Farley destaca “la morcilla”, descrita por Marimar como “el sushi de La Rioja”, un comentario que seguramente ha intrigado a más de un lector neoyorquino, que soñarán con el sitio que describe el escritor: “La comida es La Rioja en su esencia: cuencos de patatas a la riojana (trozos de patatas y chorizo flotando en un caldo de pimentón ahumado); morcilla a la parrilla rellena de sangre de cerdo, manteca, cebollas y arroz, que combina bien con un acompañamiento de pimientos rojos asados dulces”.
La cocina a la brasa y las largas mesas de madera, que para nosotros son algo cotidiano, se han convertido en un símbolo de la autenticidad riojana que Farley recomienda sin dudarlo. Según sus palabras, “éste es un lugar donde se puede sentir la esencia de La Rioja en cada bocado”.
Casa Comidas Irene: un tesoro de montaña
La tercera parada de este viaje por la gastronomía rústica riojana, por la cocina de los pueblos, descubriendo, sin pretenderlo, el auténtico sabor de La Rioja, le lleva hasta Viniegra de Abajo. A la Casa Comidas Irene. Muy conocido por los riojanos, que ahora ha captado la atención internacional. Farley narra cómo, tras recorrer “las carreteras montañosas” que tanto conocemos, encontró en este pequeño restaurante un tesoro culinario que pocos extranjeros han tenido la suerte de descubrir. “Si estás dispuesto a enfrentarte a la estrecha carretera montañosa que serpentea a lo largo de la frontera entre La Rioja y Castilla y León, serás recompensado con vistas de altas montañas verdes salpicadas de vacas pastando, y un suculento almuerzo en el tranquilo pueblo de Viniegra de Abajo”.
Allí, cuando Farley visitó este lugar, se encontró un menú del día, con su timbal de patata y sus guisos caseros. Descrito por Farley como una muestra de la rica tradición culinaria que define a La Rioja. “Comimos manitas de cerdo tiernas en una espesa salsa de tomate, tres grandes albóndigas de cerdo en una salsa ligeramente dulce de naranja, y un plato de venado muy intenso cubierto con una salsa de setas”. Para él, este restaurante no es solo una parada, sino una experiencia que ahora recomienda a sus compatriotas estadounidenses.
Casa Tila: la revolución del arroz en Clavijo
La cuarta estación en el camino le lleva hasta Clavijo. Para conocer Casa Tila. “Ha sido un secreto bien guardado”, dice. Dejará de serlo, porque Farley ha presentado al mundo este restaurante en el que comer los mejores arroces de la zona. Manuel Ruiz y Ana Isabel Díaz han creado una experiencia única que ha capturado la atención del periodista, quien no ha dudado en destacar este rincón entre colinas riojanas.
Farley se maravilla ante la especialización en platos de arroz, algo que no es común en la gastronomía estadounidense. Las versiones de paella con ingredientes como pollo cocido en vino de Rioja han dejado una impresión duradera en su paladar, convirtiendo a Casa Tila en un destino recomendado para quienes busquen algo verdaderamente único.
El Alameda: “Un templo de la gastronomía”
Finalmente, en Fuenmayor, Farley ha querido cerrar por todo lo alto este recorrido por las cocinas más deliciosamente rústicas de La Rioja, en proyectos familiares muy pegados a su entorno. El periodista concluye este viaje en el restaurante que define como “templo de la gastronomía”, palabras que resuenan en todo el mundo. Aunque muchos riojanos ya conocen la calidad de este local, dirigido por Tomás Fernández y Esther Álvarez, su fama cruza el Atlántico.
Farley destaca la extensa carta de vinos y el chuletón madurado durante 40 días, describiéndolo como “uno de los mejores que he probado”. Además, las cocochas de merluza han sido una revelación para el periodista, quien no ha dudado en recomendar este lugar a los lectores del New York Times como una parada obligada en cualquier visita a La Rioja.