Tinta y tinto

Tinta y tinto: ‘Todos queremos nuestro legado como Conrado’

Foto: Raquel Manzanares (EFE)

Hay siempre en las personas que alcanzan determinadas cotas de poder dos palabras que no pueden quitarse de la cabeza cuando están a punto de conciliar el sueño: el legado. Una vez finalizada la jornada, justo antes de cerrar los ojos para el descanso nocturno, les vienen a la cabeza para que estos dirigentes comprueben si sus esfuerzos horas atrás servirán para la posteridad. Algo importante por lo que ser recordados durante siglos cual emperadores que levantan un coliseo en Roma o cual alcaldes de Madrid que soterran la M-30. Supongo que la cosa irá por días. Unas veces se sentirán totalmente satisfechos porque han logrado dar un paso más hacia su aparición en los libros de Historia y otras se sentirán atrapadas en el maremágnum burocrático de las sociedades avanzadas. El eterno problema entre lo urgente y lo importante sobre el que tanto reflexionamos cuando conseguimos poner en pausa el día a día.

El alcalde de Logroño ya tiene el suyo. Todavía son unas líneas dibujadas en un papel, pero si los contratos de las estrellas mundiales se pueden firmar en servilletas, anda que no se pueden diseñar mausoleos en un cartón pluma. Y es que Conrado Escobar quiere “transformar el corazón” de la capital riojana como si fuera un prestigioso cardiólogo con su proyecto ‘Logroño 1521’. Presentada esta semana con la pompa habitual de quien sabe (cree) tener entre manos algo importante, la idea supondría un cambio para la ciudad con las vistas puestas en 2030. A la espera de conocer más detalles sobre los aparcamientos subterráneos, la ‘nueva’ calle Norte y demás reordenaciones urbanas, dejaremos el análisis pormenorizado para más adelante.

Ahora nos centraremos en el gran asunto que trae de cabeza al Ayuntamiento de Logroño. Ya van varios renuncios en los que se enfrasca el citado Escobar y su equipo a cuenta de los carriles bici (los cambios en la movilidad urbana sería la denominación más técnica) y no van a acabar por no asumir los fallos que cometieron nada más llegar a la Alcaldía. Les pudieron las ansias al calor del cabreo ciudadano por las obras iniciadas por el socialista Pablo Hermoso de Mendoza y se pusieron a disparar contra todo lo que oliera a anterior corporación en materia vial.

Así, se levantó el polémico carril bici de Avenida de Portugal, se paralizaron las obras en varias calles (Sagasta y Duquesa de la Victoria) para hacer pequeños cambios como permitir la doble fila y se eliminó un ‘nuevo puente’ sobre la A-13 que no molestaba a nadie. Varias decisiones adoptadas en tiempo récord con las prisas que dan las promesas electorales más fáciles de cumplir, pero que no contaban con un plan B y que podrían suponer la pérdida de 6,5 millones de euros de las arcas municipales (más allá de indemnizaciones ya pagadas y de nuevos costes asumidos en las obras). Un dinero otorgado por el Gobierno de España para un fin y que, a tenor de los cambios realizados por la actual corporación, ahora se pediría devolver por muchas excusas que se quieran poner.

Un fenomenal trabajo del compañero Javier Campos en Diario La Rioja ha descubierto que, pese a negarlo Escobar públicamente, el carril bici por nuestra calle de terrazas por excelencia sí es un proyecto que baraja el Ayuntamiento de Logroño. Lo presentó un concejal, lo confirmó otro edil y lo desmintió el alcalde, pero los papeles presentados en Madrid mandan y esos no dan lugar a equívoco. Pasar el eje ciclista a la Gran Vía no ha colado y todas las alternativas que no sean restablecerlo en Avenida de Portugal tampoco colarán. Y en estas estamos, con una millonada en el limbo por no esperar a sentarse en el sillón, analizar realmente la situación y ver cuál era la mejor solución.

El exalcalde Julio Revuelta lo explicó hace unos días en una tribuna publicada por El Día de La Rioja, donde señala que el primer edil debería de “haber seguido su instinto cauteloso” para “haber esperado a mejor ocasión” y le regala un consejo de esos que pueden dar los que ya han pasado por el cargo y ahora no tienen la presión de conseguir votos: “Como ya no quedan demasiadas soluciones para no perder el dinero, humildemente aconsejaría reponer el carril bici donde estaba, no perder la financiación del Ministerio, calmar a los afines y conceder una baza al adversario para que sigan contentos. Sé que a nadie nos gusta reconocer errores (y menos en política), pero la ciudad es lo primero”.

Quizás habría que escuchar a los ‘mayores’ e incluso, una vez puestos a pensar en el legado, dibujar nuevas líneas para Avenida de Portugal que lleguen hasta la calle San Antón.

Subir