En La Rioja somos pocos, pero bien avenidos y, por encima de todo, disfrutones. Cualquier pretexto es bueno cuando de celebrar se trata. Y no es una cuestión de relato, sino de dato: pese a ser la comunidad autónoma más pequeña del país, solo cuatro regiones superan a La Rioja en número de fiestas declaradas de Interés Turístico Nacional.
Hasta diez eventos de la comunidad cuentan con esta distinción que otorga el Ministerio de Turismo a aquellas celebraciones que destacan por “su antigüedad, continuidad en el tiempo, arraigo y participación ciudadana, así como la originalidad y diversidad de los actos y acciones promocionales realizadas al efecto”.
Son celebraciones en las que el territorio abre de par en par las puertas de su tradición a los miles de visitantes que, al calor de la hospitalidad de los riojanos, acuden puntualmente con el objetivo de disfrutar de momentos únicos e irrepetibles. Toma tu agenda, por tanto, y organízate para vivir sin perder detalle cada una de las diez Fiestas de Interés Turístico Nacional que convierten cada año La Rioja en el escenario de celebraciones cuya singularidad despierta la admiración mucho más allá de sus fronteras
– San Mateo (Logroño)
A finales de septiembre, coincidiendo con el momento en que llega a las bodegas el fruto de la cosecha, los logroñeses se anudan al cuello el pañuelo para celebrar por todo lo alto las Fiestas de la Vendimia Riojana.
La ofrenda del primer mosto a la Virgen de Valvanera -con uvas llegadas de todos los municipios riojanos- es el acto central de unos festejos que hunden sus raíces en el siglo XII y en los que podrás disfrutar de degustaciones gastronómicas, conciertos, toros, fuegos artificiales o desfiles de carrozas.
– Fiestas del Santo (Santo Domingo de la Calzada)
Con la llegada de mayo, Santo Domingo de la Calzada se vuelca en el recuerdo de su fundador y vecino más ilustre. La Cofradía del Santo -fundada en 1106, lo que la convierte en la más antigua de España- organiza los actos, que destacan por su singularidad y belleza.
Entre ellos destaca la Procesión de las Doncellas, en la que las mozas del municipio, vestidas de blanco y con un tul sobre su rostro, llevan al santo el pan en un castillo que portan sobre sus cabezas. Un cortejo en el que tres caballerías enjaezadas, danzadores y gaitas acompañan a las doncellas.
– Los Picaos (San Vicente de la Sonsierra)
Es, sin duda, una de las celebraciones más impactantes de cuantas se celebran en La Rioja. Cuatro son las fechas (Jueves Santo, Viernes Santo, la Cruz de Mayo y la Cruz de Septiembre) en la que los disciplinares de la Cofradía de la Santa Veracruz -vestidos con un hábito que oculta su identidad- se flagelan durante unos 20 minutos para expiar sus pecados en cada uno de los mil golpes que se infligen con una madeja de lana.
Para evitar molestias posteriores, el ‘práctico’ utiliza una bola de cera virgen con seis cristales incrustados para ‘picar’ a los disciplinantes. Finalizada la penitencia, regresan a la cofradía, donde les curan las heridas con agua de romero.
– La Batalla del Vino (Haro)
En una tierra pacífica y que rinde honor a Baco, la contienda más famosa de la comunidad se disputa en Haro y se resuelve con el vino como munición. Cada 29 de junio, los jarreros madrugan para ‘bautizarse’ y teñir de malva a todo aquel con el que se cruce en los campas de Bilibio. Volver limpio a casa está penado.
– Jornadas Medievales (Briones)
Con los últimos suspiros de la primavera, Briones se transforma para viajar al siglo XIV y revivir las costumbres de la época gracias a la implicación de todo el municipio. No te confundas, esta fiesta no tiene nada que ver con el repetido mercado medieval. Aquí no se comercia con nada, sino que puedes remontarte siete siglos y vivir durante unas horas a la antigua usanza.
– Semana Santa de Calahorra
Marco Fabio Quintiliano, ilustre calagurritano, estaría orgulloso al contemplar cómo sus descendientes celebran la Semana Santa, una de las más completas del país. Como antesala de las procesiones y la escenificación en vivo de la Pasión de Cristo, el Grupo Paso Viviente transforma la ciudad en la antigua Calagurris Nassica Iulia con los talleres, exhibiciones… y hasta lucha de gladiadores en Mercaforum.
– Fiestas de San Bernabé (Logroño)
Cada 11 de junio los logroñeses celebran con pan, pez y vino la resistencia de la villa al asedio francés de 1521. La capital riojana se viste del Renacimiento en sus fiestas patronales para trasladar al visitante al ambiente propio del siglo XVI.
– Semana Santa de Logroño
Once hermandades plasman en la calle su forma de entender la Pasión de Cristo, que tiene su punto álgido el Viernes Santo. La Magna Procesión del Santo Entierro conforma en el Casco Antiguo un cortejo en el que participan todas las cofradías de la capital.
– Fiesta de Panyqueso (Quel)
La epidemia de peste dio origen a las fiestas más antiguas de La Rioja, que se repiten de forma ininterrumpida -con el único paréntesis del COVID- desde 1479. Su singularidad radica en el lanzamiento de 2.500 bollos de pan y 50 kilos de queso desde los balcones de la ermita de la Santa Cruz.
– Fiestas de San Cosme y San Damián (Arnedo)
Cada 27 de septiembre los arnedanos se despiertan con un único fin: impedir que los vecinos de Andosilla les roben las tallas-relicario de sus santos. Lo intentarán a la carrera, en tres momentos diferentes y precedidos por las afiladas arengas de los pregoneros navarros.
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