El proceso de adjudicación del contrato para la realización de la feria taurina de Alfaro se ha convertido definitivamente en un culebrón. El episodio conocido este lunes roza o, mejor dicho, invade los terrenos de lo esperpéntico.
Creo necesario recapitular todo lo acontecido hasta la fecha:
– El pasado 21 de marzo se conocían las condiciones y los baremos a valorar entre las empresas que presentaran ofertas para organizar los dos festejos taurinos a celebrarse los próximos 15 y 16 de agosto en el coso alfareño. Como muchas veces ocurre en este tipo de licitaciones, la cantidad primaba sobre la calidad. También sobre el sentido común, pues solo así se puede entender que, dicho con todos los respetos, una terna formada por ‘El Fandi’, Talavante y Emilio de Justo puntuara más que el doble de la combinación de toreros compuesta por Morante de la Puebla, Diego Urdiales y Pablo Aguado.
– El pasado 5 de abril finalizó el plazo de presentación de las ofertas y fueron hasta cinco empresas las que decidieron licitar para organizar la feria taurina de Alfaro. Veinte días después se conocieron dichas ofertas y un día después, la mesa de contratación decidió excluir a las dos empresas clasificadas en primer y tercer lugar por presentar ofertas prácticamente idénticas y un tanto extrañas, pues en sus propuestas se comprometían a promocionar la feria de Alfaro en una emisora radiofónica sudamericana. Ver para creer.
Así las cosas, la segunda empresa mejor puntuada fue requerida para que presentara los contratos con los toreros que había propuesto y que le daban derecho a ser la adjudicataria de la feria alfareña de este 2024. Esta empresa no pudo presentar los acuerdos firmados con Castella, Talavante y De Justo, por lo que el pasado 15 de mayo se acordó que fuera la cuarta empresa mejor valorada la que presentara la documentación correspondiente para ser la organizadora de los espectáculos taurinos a organizar en honor a San Roque.
Ahora sí que ya Alfaro iba a poder presumir de una tarde de toros con Morante, Urdiales y Aguado y la solvencia que respalda a la empresa Ignacio Ríos, S.L., organizadora con gran éxito de seriales taurinos de Alfaro en las últimas temporadas. Pero claro, entre el 5 de abril y el 15 de mayo dista una cuarentena que para esto de los toros es un mundo, más en estas fechas primaverales que es cuando se cocinan los carteles taurinos de la práctica totalidad de la temporada. Es decir, en ese transcurso de tiempo, como es lógico, Morante y Aguado, tan lejos de poder anunciarse en Alfaro al haber sido propuestos por la empresa valorada en cuarto lugar, firmaron con otras empresas torear el próximo 16 de agosto lejos de la localidad riojabajeña.
Ante la imposibilidad de dar el cartel prometido, la empresa virtualmente adjudicataria recompuso su oferta y ofreció a Antonio Ferrera, Diego Urdiales y Paco Ureña con toros de Luis Algarra. El Ayuntamiento alfareño reconoce que el cambio entre el cartel propuesto a primeros de abril y el presentado a mediados de mayo es muy sensible y decide excluir al licitador, y propone al peor valorado desde un principio. Aquella última propuesta se presentó con una terna formada por Curro Díaz, Juan Leal y Ángel Téllez, y sin dar a conocer el nombre de la ganadería de los toros a lidiarse. Y todo parece indicar que este será el cartel taurino con el que Alfaro honre a San Roque el próximo mes de agosto.
Lo esperpéntico es que la oferta que llevaba los nombres de Antonio Ferrera, Diego Urdiales y Paco Ureña ha sido valorada con 48,76 puntos y la que finalmente parece que se materializará, con Díaz, Leal y Téllez en el cartel, suma 44,79 puntos.
Al margen de estas puntuaciones, tampoco hace falta tener un coeficiente intelectual de lo más elevado para entender que el retorno económico que puede tener para la ciudad la inclusión de Diego Urdiales en el cartel es infinitamente mayor que el que puede reportar el jiennense Curro Díaz.
Una historia que no hay por dónde cogerla y que pone de manifiesto lo mal que ha hecho esta vez las cosas en lo que a los toros se refiere el Ayuntamiento de Alfaro. Porque mal está impedir que alguien haga las cosas bien y eso es lo que está ocurriendo en este culebrón de pliegos, ofertas y adjudicaciones de una feria que pinta demasiado feo y augura un final poco o nada feliz.
