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La UD Logroñés cae en Marbella y apela a la mística de Las Gaunas

FOTO: Marbella FC.

Es un latido. Pum, pum, pum… Pero sin mantener el ritmo constante recomendado por las autoridades sanitarias. Es lo contrario a lo que aconsejan. Arriba, abajo. 120, 80, 160… pulsaciones. Así se juega una final por el ascenso. Y el que acierta tiene mucho adelantado. Y ese ha sido el Marbella FC.

Anteriormente al gol local, cuando corría el minuto 43 de la primera parte, la había tenido Seguin. A la media hora. La sístole y la diástole. Pum, pum, pum. Pero no la llevó para adentro a la media hora en un mano a mano contra Lejárraga, de esos porteros que dan eliminatorias, ante delanteros que ahora mismo no las dan.

Había sufrido hasta entonces la UD Logroñés. Apretado por la falta de viento. No había brisa en la Costa del Sol. En donde apretaba la falta de sombra hasta casi la asfixia. Por eso ha salido el Marbella FC a ponerle ritmo de partido de invierno, como si hubiera en la zona 19 grados, en lugar de por encima de los 30. Pero hasta los de la zona, los marbellerenos, sentaditos en sus sillas de camping, reconocían que la tarde venía “apretá”. Y apretó la calor, pero sobre todo el Marbella FC, que tuvo muy presente que en una semana viaja al que intuye cruento norte.

FOTO: UD Logroñés.

El sur no es mucho más agradable cuando uno baja a ganarse el jornal. Que si lo hace para darse un baño de sol, pues sí, entonces, perfecto. Pero cuando se trata de competir, la temperatura pone a cada uno en su sitio. Así que el Marbella FC ha salido de inicio rabiando. Pum, pum, pum. Sus pulsaciones a tope.

Latidos de playoffs. Se sufre tanto como se disfruta. Sufrió de inicio la UD Logroñés, después le tocó al Marbella FC. Con las tres ocasiones riojanas, partir de la media hora. La de Seguin -clara-, la de Marchena -tiro desde la distancia-, y sobre todo la de Jony a balón parado. Igual que la de Ugarte, la que supuso el gol ante el Guijuelo. La misma. Pum… en Las Gaunas. Pero Jony no acertó a romper el marcador. La tuvo. Clara. Para empujar. Al centro. Estaba Lejárraga. El susto a esta gente de la eterna primavera la tuvo al borde del infarto.

Latidos. Nada rítmicos. Al borde del infarto. Todos. Así se entiende que un despeje desacertado de Kike Royo -debió quedarse con ese balón frontal- acaba en el costado izquierdo. A minuto y medio del final de la primera parte. Cuando mejor estaba la UD Logroñés. Siguió la jugada. Esto va de latidos, de instantes. Balón hasta el fondo, centro al vértice del área pequeña, y en segunda oleada, Puñal para dentro.

Gol psicológico en contra de los intereses riojanos. Justo cuando el Marbella FC empezaba a flaquear. Golpe para la UD Logroñés, que comenzaba a creer que su plan de partido estaba en marcha.

Arrebato local que acabó en el vestuario. Pasada la primera parte. Conservar la renta. Le faltó entonces a la UD Logroñés una marcha, entre dos equipos parejos que se respetan tanto como se temen. La segunda parte requería de ese chispazo que se encontró Jony de nuevo en la botas a la hora de encuentro. Pudo hacer muchas cosas. Resolvió de disparo desde la frontal. Centrado. Sin chispa. Sin mordiente. Sin lo que hay que ponerle a un balón que valía un empate fuera de casa a domicilio.

Ahí se acabó el encuentro. Bajaba el sol, subía la presión. Al Marbella FC le valía la victoria por la mínima. La UD Logroñés no podía incrementar a costa de exponerse su distancia perdida en el marcador.

Resolverá Las Gaunas, donde la UD Logroñés sabe que necesita ganar. A partir de ahí se verá si en lo noventa minutos, en la prórroga y por penaltis.

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