La motivación de esta queja que ha recibido el Sereno bien podría suponer la base argumental del sueño húmedo de cualquier editor que se precia de serlo: ciudadanos llevándose a paladas su periódico. En cambio, para el amable lector que denuncia estos hechos no resultan tan románticos.
Según explica en su escrito, “una mujer de mediana edad, provista de un carrito, sustrae a primera hora de la mañana casi todos los ejemplares del periódico gratuito ‘El Día de la Rioja’ depositados en La Rosaleda del Espolón”. “Al afearle su conducta me respondió de forma poco educada y en un idioma no inteligible”, detalla, reclamando que las autoridades “actúen contra las empresas que compran como papel estos periódicos que tanto esfuerzo supone editar a los periodistas y que tan valiosa información no llega a los ciudadanos”. “En otros puntos de la ciudad sucede algo parecido”, advierte.
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