Me gustaría dar las gracias de todo corazón a la doctora de Paliativos que nos lleva años tratando, así como también a las enfermeras que subieron los últimos días de vida de mi padre siendo de distinta comunidad. Estoy muy agradecida de cómo nos trataron y de lo bien que nos hicieron sentir en los cuidados de mi padre.
A últimos de noviembre le ingresaron por Urgencias, ya que llevábamos días diciéndole que había que bajar y él no quería porque los que deseaba era descansar y morir en casa.
Estuvo una semana ingresado. Después de varias pruebas no había nada que hacer y la familia decidimos llevarlo a casa a morir como él me lo hizo saber muchísimas veces. “Hija, si me estoy muriendo quiero hacerlo en casa”. Nos pidieron unos días para hablar con los de Paliativos, quienes nos explicaron cómo iba ser todo a partir de aquel momento.
Para mí fue un día de mucho estrés, pero por fin lo llevamos para casa. El chico que lo llevó en la ambulancia no sabía que iba a casa a fallecer hasta que lo metimos en la cama. Además, lo conocíamos de otras veces porque lo bajó en varias ocasiones en ambulancia a Urgencias y se quedó un poco cortado, ya que los médicos tampoco le quisieron decir cómo se encontraba el paciente.
De verdad, no tengo palabras para agradecer su cariño y profesionalidad.
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