Cuatro colegios profesionales de Cataluña (Enginyers de Camins, Enginyers Agrònoms, Enginyers Industrials y Economistes de Catalunya) tienen un plan para conectar la red del Ebro con el área metropolitana de Barcelona mediante una tubería que se podría construir en solo ocho meses, como parte de la solución a la extrema sequía.
Estos colegios profesionales, que integran el Observatorio Intercolegial de la Sequía, ya presentaron este plan el pasado diciembre, entonces con un periodo de ejecución estimado de entre 12 y 18 meses, pero ahora lo han actualizado para reducir el plazo a 8 meses.
El proyecto consiste en conectar el Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT) con Aguas Ter-Llobregat (ATLL), el sistema de abastecimiento de Barcelona y parte de Girona, mediante una tubería de 65 kilómetros.
La conducción discurriría en paralelo a la AP-7 desde Tarragona hasta Olérdola (Barcelona), punto de conexión con la red ATLL, y su construcción costaría unos 275 millones de euros.
La propuesta no cuenta con el apoyo de la Generalitat ni del Gobierno, que siempre han recelado de una eventual conexión de la cuenca del Ebro con la del Ter-Llobregat, a pesar de las diferencias que presentan en sus recursos hídricos: la primera está en alerta por la crecida del Ebro y la segunda en emergencia pero por sequía, con los pantanos al 14,62 por ciento de su capacidad.
En declaraciones a EFE, el portavoz del Observatorio Intercolegial de la Sequía, Marc Oliva, ha dejado claro que “no sería un trasvase”, porque no sería “continuo ni fijo”, sino que se activaría solo en condiciones de emergencia por sequía o, si se diera el caso, por contaminación.
Si bien las aguas del CAT están alimentadas por el Ebro (mediante el “minitrasvase” que se hizo en los años 80), Oliva ha señalado que no tendría afectación en ese río, porque se extraería de un excedente.
Ha detallado que CAT tiene una concesión para regantes de 4 m3/segundo que no utiliza completamente y le sobran 1,5 m3/segon, que son los que se podrían transferir al Ter-Llobregat.
Mientras que el área metropolitana de Barcelona y Girona están en fase de emergencia por sequía, la más grave de todas, la zona de Tarragona que depende del CAT está en prealerta, que es la fase inmediatamente posterior a la normalidad.
Para Oliva, la situación que vive gran parte de Cataluña aconseja que haya propuestas con tiempos de ejecución tan cortos de solo 8 meses.
“Es relevante porque cada vez quedan menos reservas en los pantanos y más temprano que tarde se acabarán; el tiempo juega en contra”, ha alertado.
En la revisión del proyecto inicial, el Observatorio ha logrado acortar plazos mediante la agrupación de los lotes de encargos, recurriendo a empresas experimentadas y cercanas geográficamente; y modificando calendarios de trabajo en las obras, según La Vanguardia. Además, contempla que se haga por el trámite de urgencia, debido a la situación crítica de la sequía, lo que acortaría los trámites burocráticos.
