En un momento en el que las panaderías artesanas se pueden contar casi con los dedos de una mano, un establecimiento de Rioja Alavesa ha experimentado este domingo en sus carnes el significado del éxito en su manifestación más rotunda. Con colas que daban la vuelta a la manzana, la Panadería Barrihuelo de Elciego se ha visto este domingo obligada a bajar la persiana mucho antes de lo esperado, al agotar todo el género.
“Hoy habéis podido con nosotros”, explican desde el establecimiento, cuyo personal ha tenido que salir a la calle una hora antes del cierre para “decir a la gente que no haga más filas porque nos hemos quedado sin género”.
La ‘culpa’ de dicho éxito la tiene una publicación de Gourmetismo, un influencer gastronómico riojano que cuenta por cientos de miles los impactos de sus publicaciones. Pero la que dedicó hace una semana a la panadería “de autor” alavesa superó todas las expectativas y ya va por los cinco millones de visualizaciones.
“Guarda este vídeo para sorprender a tus amigos en la próxima cena llevando producto de este sitio tan curioso”, arrancaba el vídeo, detallando que el obrador elabora panes de “patatas a la riojana, aceituna, arándanos y queso azul, vino e Idiazábal”.
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Pero como la comida es algo que entra por los ojos, el éxito de la publicación ha tenido una consecuencia inminente: la peregrinación de usuarios queriendo hincarle el diente a los panes de Barrihuelo.
“Somos una panadería artesana pequeña y no podemos afrontar tanto trabajo y abastecernos con tanto género”, explican los panaderos, subrayando que “nuestra ideología se basa en cuidar al máximo nuestro producto y lo que no queremos es subir en cantidad y bajar la calidad”.
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“Estaremos preparados para la semana que viene con más género y seguramente pasará lo mismo que hoy, por que es imposible atender a tanta gente. Mil gracias por confiar en nosotros y lo único que nos haría ilusión es si os hemos sorprendido con nuestros productos”, concluye el agradecimiento, a modo de disculpa, hacia los clientes que se han tenido que marchar de su panadería con las manos vacías… y salivando.
