La Rioja

Los danzadores de Anguiano vuelven a exhibir arrojo y sangre fría en honor a La Magdalena

Los danzadores de Anguiano vuelven a exhibir arrojo y sangre fría

Foto: EFE/Raquel Manzanares.

Sergio Jiménez Foronda.– Ocho danzadores han revivido este sábado la ancestral tradición de lanzarse por una cuesta empedrada y con escaleras, en Anguiano, para honrar a Santa María Magdalena, en un rito que aúna colorido, arrojo y sangre fría, con cientos de personas agolpadas en torno a los protagonistas de la exhibición de “peonzas humanas”.

El sol ha acompañado durante todo el acto y ha permitido que los vibrantes colores del vestuario de los danzadores brillasen de forma especial entre la multitud que los arropaba y animaba mientras se tiraban por la cuesta subidos a sus zancos de madera, de casi medio metro de alto, lo que configura un ritual que ha concluido sin incidentes reseñables más allá de alguna caída.

Foto: EFE/ Raquel Manzanares

No existen indicios precisos del origen de este rito, del que existen testimonios escritos desde 1603; algunas teorías inciden en los elementos paganos de la tradición, como el vestido entre amarillo y naranja que se podría referir al sol, igual que los giros, como un modo de dar gracias al astro rey por las cosechas; otras aluden a cómo los zancos eran usados para andar en la nieve en esta zona de la sierra riojana.

En cualquier caso, Anguiano y La Rioja han convertido esta colorida tradición en una seña de identidad conocida internacionalmente, en la que al son de la música tradicional los danzadores giran una y otra vez sobre sí mismos mientras centenares de personas siguen sus evoluciones e impiden que den con sus huesos en el suelo empedrado.

Este día de Santa María Magdalena, patrona de esta localidad riojana, se ha iniciado, como cada año, con los pasacalles, una procesión y una misa, tras la que los danzadores se han dirigido a una empinada cuesta repleta de personas expectantes por volver a verlos bailar en directo.

Foto: EFE / Raquel Manzanares

De forma energética e ininterrumpida, los ocho danzadores han bajado girando por las escaleras vestidos con una falda amarilla de altos vuelos y un corpiño de colores mientras tocaban las castañuelas al son de dulzainas y tambores, confiando en que el público pudiera contribuir a pararles al final de la cuesta, como así ha sido.

La parte del vestuario de los danzadores que siempre llama más la atención del público, junto a la colorida falda al vuelo por las vueltas, son sus vertiginosos zancos de 50 centímetros, más la espiga, realizados con madera de haya en Nájera.

La danza final

Uno de estos danzadores ya ha anunciado que “colgará” sus zancos después de este año, se trata de Daniel Sáenz, quien, tras 16 años de lanzarse por la cuesta, dejará su hueco en la formación a las nuevas generaciones tras las vueltas que también se realizarán el próximo septiembre.

Sáenz (Logroño, 1991) ha explicado a EFE que toma esta decisión debido a que “hay que dejar paso a las chavales jóvenes para que dancen” y, aunque no todavía no tiene un sucesor, “hay una cantera” de nuevos danzadores que pueden ocupar su puesto en la formación de ocho titulares.

“Es una tradición única, la hizo mi abuelo, la hizo mi tío… entonces, siempre ha sido especial la verdad, pero en estos días previos, como estoy hablando con más periodistas, toca un poco más porque te vas acordando de todo lo que has hecho estos años”, ha indicado este danzador, que para finalizar su periplo como tal ha protagonizado una de las caídas al empedrado del día, aunque sin consecuencias.

Ha destacado que lo mejor de haber participado más de una década en esta actividad es haber podido “colaborar de alguna forma con que la tradición siga estando viva y la gente la siga disfrutando, al final, te sientes un privilegiado por haber vivido todo esto”.

Sobre qué consejo daría al danzador que le sustituya, ha resaltado, “sobre todo, que tenga ganas y que no tenga miedo, porque un día te sale mejor y otro peor, pero lo importante es estar ahí”.

Con las mismas ganas que cuando empezó

Otro de los danzadores veteranos que se ha lanzado este sábado ha sido Pablo Muñoz (Logroño, 2001), quien ha cumplido con esta tradición durante cinco ediciones como titular, lo que no evita que tenga “las mismas ganas e ilusión” que cuando empezó, ya que, como ha dicho a EFE, “siempre es bonito representar a tu pueblo”.

“La primera vez que danzas tienes muchos nervios, pero luego ya te vas soltando y, al haberlo practicado de niño, tienes cierto dominio de lo que estás haciendo”, ha resaltado Muñoz, quien ha apuntado que “todos estamos muy orgullosos de que Anguiano tiene esta tradición que es única y que nos hace diferentes”.

Un truco que utilizan estos danzadores para no caerse durante el descenso por la cuesta es “fijarse en un punto fijo e intentar no mirar al suelo ni a la gente porque, en cuanto pierdes esa referencia, empiezas a marearte y lo más probable es que acabes en el suelo”, ha concluido Muñoz.

Subir