Agricultura

El cereal mira al cielo mientras se adelanta la cosecha

El campo va ganando más tonalidades amarillentas con cada día que pasa sin gota de agua. Ni llovió el fin de semana pasado ni el anterior, a pesar de los pronósticos meteorológicos, por lo que habrá que ver qué queda de esas precipitaciones previstas para estos próximos días mientras el cereal y leguminosas miran al cielo esperanzados.

La situación de extrema sequía ha llevado a algunos agricultores a segar los guisantes que sembraron este inverno pasado para hacer fardos y venderlos como forraje atendiendo a la evidente mala cosecha que iban a sacar y a la diferencia de precios que existe entre la paja y el grano, cuyo mercado se mantiene estancado.

En el panorama nacional, la producción de forrajes deshidratados durante la campaña 2022-2023, finalizada el pasado 31 de marzo, se redujo en un 13 por ciento y acumulando 1,26 millones de toneladas. Para la actual campaña el escenario es mucho peor, y es que la merma se estima en torno al 50 por ciento. La falta de lluvia y la consecuente bajada de producción estimada en los secanos, pero también en las zonas de regadío, evidencia un año complicado para la obtención de forraje, lo que disparará aún más su precio.

Fardos en una finca cultivada de guisantes en La Rioja Media.

En cuanto al grano, los precios se mantienen intactos ante la decisión de los cerealistas de no vender por si este estrés hídrico alza los números y la actividad de los compradores que actúan en los puertos porque el precio está barato. “La tonelada de trigo ronda los 270 euros y la de cebada, en torno a los 240 euros, unas cifras que han bajado cerca de los 100 euros en los últimos cuatro meses”, apunta Pepe Moneo, gerente de la Cooperativa Garu en Santo Domingo de la Calzada.

Las altas temperaturas han acelerado todo ciclo agrícola y la cosecha del cereal también se prevé temprana. Moneo estima que ese adelanto rondará las dos semanas, aunque es mucho predecir porque “en las próximas semanas puede cambiar algo la cosa si realmente llegan las lluvias y las temperaturas frescas”.

Todo ello puede determinar que La Rioja afronte “una mala cosecha o una cosecha desastrosa”. En la zona más occidental de la región los cereales han espigado pero tienen una cuarta porque no hay humedad en el suelo, mientras que los hijos directamente ni están sacando espigas. “Este es uno de los peores años que se han visto en el campo, aunque algo igual se puede recuperar si el tiempo da un cambio, como esos guisantes de secano sembrados más tarde que nacieron bien gracias al buen tempero que hubo”, apunta.

Esta zona se abastece en gran parte del embalse de Mansilla, que se encuentra al 87 por ciento de su capacidad, pero desde la Cooperativa Garu reconocen aún así que los acuíferos comienzan ya a fallar y eso va a repercutir en el regadío de los cultivos que se riegan con estos pozos subterráneos: “Si no hay suficiente agua, no se sembrará la alubia verde, por ejemplo”.

También hay buenas noticias, y es que el Consejo de Ministros ha aprobado un paquete de medidas por valor de 2.190 millones de euros para paliar los efectos de la sequía en materia agraria y de aguas. Una sequía, además, que ha prolongado el plazo de entrega de la solicitud única de la PAC un mes, es decir, hasta el 30 de junio.

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