La Rioja

Francisco Javier Almeida: “Tuve una cierta fantasía en ese momento”

Francisco Javier Almeida: “Tuve una cierta fantasía en ese momento”

Francisco Javier Almeida, presunto autor de asesinar y agredir sexualmente al niño de 9 años Álex, en Lardero en octubre de 2021, ha afirmado este martes que no tuvo “intención de matar al pequeño en ningún momento” y ha pedido perdón a la familia y a todos los que haya “hecho daño”.

La Audiencia Provincial de Logroño ha celebrado la séptima y última sesión del juicio con tribunal popular contra Almeida, quien, cuando ocurrió el crimen de Álex, se encontraba en libertad condicional por el asesinato y agresión sexual a una mujer en Logroño en 1998, por lo que fue condenado a 30 años de cárcel.

En el uso de su derecho a ejercer la última palabra en el juicio, el procesado ha asegurado que no fue algo “precalculado” y ha culpado a los medios de comunicación, que han “tergiversado e inventado” lo que se ha contado en la sala durante el juicio.

“Ví a Álex deambulando por el parque, le dije que si quería venir a mi casa para enseñarle un pájaro. Ni le obligué, ni le forcé, ni le agarré. El niño entró en el portal y él solo subió deprisa por las escaleras”, ha subrayado en su relato. “Ese día había bebido mucho y la bebida no afecta a todos igual”, según se ha justificado, y bajó al parque situado al lado de su casa a fumar, “no con un plan premeditado” de ir a buscar niños o niñas “con el fin que se ha expuesto en la sala”.

FOTO: EFE/Fernando Díaz.

Ha reconocido que, tras enseñarle a Álex el pájaro, empezó “a tener una cierta fantasía en ese momento”, pero ha rechazado que le agrediera sexualmente.
“Cuando empecé a oír ruidos (en el edificio), supe que el niño quería huir. Le agarré de la camiseta por detrás, que le dejó una marca, y le tapé la boca. Le sujeté sin apretar, no tenía ninguna intención de matarle. De repente, me doy cuenta de que ha perdido el conocimiento y salgo a pedir ayuda con el niño en brazos”, ha explicado.

Después, ha proseguido, “con la cremallera bajada (del pantalón) y sin abrigo”, bajó por la escaleras porque el ascensor estaba ocupado y cuando se encontró a un policía le entregó al niño (ya sin vida según los testigos), pero “en ningún momento” lo escondió.

En la vista, el fiscal, la acusación particular, por los padres de Álex, y la particular, por la asociación Clara Campoamor, han confirmado su petición de prisión permanente revisable por un delito de asesinato y de 15 años de prisión por otro de agresión sexual.

La defensa de Almeida ha pedido su libre absolución, y, de forma subsidiaria si es declarado culpable, que se tengan en cuenta las atenuantes de reparación del daño y de confesión.

Un depredador sin empatía

El fiscal ha recordado a los miembros del jurado que en el juicio se ha contado con los testimonios y los análisis realizados por los “mejores profesionales” de los laboratorios “más punteros”, cuyos informes han alcanzado “un nivel de carga probatoria más que suficiente” para confirmar sus conclusiones.

“Es un hombre de extremada sangre fría. Estaba tranquilo cuando fue sorprendido por la policía en la escalera y ha seguido así todo el juicio. Se han mostrado fotos horribles, el padre de Álex se derrumbó y una psicóloga lloró. ¿Le han visto algún gesto compungido, triste, alguna angustia o empatía hacia los padres?”, ha preguntado al jurado.

FOTO: EFE/Fernando Díaz.

Ha insistido en que “no tiene remordimientos, no le sale” y, para él, Almeida es “un depredador”, que buscó como “presa” a un niño pequeño por ser un “objetivo fácil”.

También ha subrayado que “sabe perfectamente que hace daño, no tiene doble personalidad ni un problema mental: le satisface y voluntariamente lo hace”, en relación a la agresión sexual; y, además, “no mató a Álex, le asesinó”, porque hubo alevosía, al no tener el niño capacidad de defensa.

La personificación de la maldad

Alicia Redondo, la abogada que ejerce las acusaciones particular y popular, ha insistido en la “culpabilidad” de Almeida, quien, de manera “despiadada, sanguinaria e inhumana, agredió sexualmente al pequeño y lo asesinó”, por lo que es, “sin ninguna duda, la personificación más vil de las maldades, un depredador que cada vez que ha puesto un pie en la calle ha agredido sexualmente y ha matado”.

Ha descartado que padeciese una enajenación mental transitoria o alguna alteración psicopatológica, ya que tenía “indemne sus capacidades cognitivas y volitivas” y, además, no ha mostrado ninguna afectación ni desasosiego por la muerte del niño.

“Mantenía el control de su voluntad, sus facultades no estaban alteradas, por lo que no puede concurrir ningún atenuante”, ha insistido Redondo, para quien Almeida es “un depredador sexual que quiso satisfacer sus más asquerosos deseos: quiso hacer lo que hizo”. Ha constatado que el acusado “no tiene ningún problema de conciencia” y ha emplazado a los miembros del jurado a “pensar en Álex, no en Almeida”, cuando decidan su veredicto.

Narrativa contaminada

El abogado defensor ha dicho que, durante el juicio, “se ha llegado a contaminar bastante la narrativa de los hechos”, por lo que el acusado ha tomado la palabra para “aclarar todas las dudas generadas, que después no se pueda distorsionar su testimonio y llegar a la verdad, por lo menos la que él considera su verdad”.

Ha recalcado que no hay ninguna duda de que “el niño sube a la casa por su voluntad” y ha rechazado que su defendido tuviera “un plan preconcebido”, porque no trató de esconder el cadáver y salió con el niño en brazos a buscar ayuda.

Una vez finalizado el juicio, el magistrado redactará el objeto de veredicto, que entregará mañana al jurado y, después, los nueve miembros se aislarán para deliberar.

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