La Rioja

“Nos sorprendió que Almeida tuviera la bragueta bajada al ser detenido”

FOTO: EFE/Raquel Manzanares.

Uno de los argumentos empleados por Francisco Javier Almeida para defender que en el momento en el que asesinó al pequeño Álex, de 9 años de edad, no se encontraba en sus plenas facultades ha tardado apenas unos minutos en desmontarse. El acusado ha roto este lunes su silencio para aportar su visión de los hechos sobre el macabro crimen, en la primera sesión de la vista oral del juicio, en el que la Fiscalía y la acusación particular le piden la prisión permanente revisable, así como una pena de 15 años como presunto autor de una agresión sexual contra el menor.

A pesar de esa “nebulosa” que, según el presunto asesino, le impide recordar con detalle lo que ocurrió aquella fatídica noche de octubre de 2021, Almeida ha recalcado que en el momento del crimen “había bebido un montón”. Sin embargo, ninguno de los cinco guardias civiles que han abierto la prueba testifical del juicio respaldan dicha posibilidad.

“No me dio ninguna sensación de que estuviera borracho; en ningún momento se mencionó tal posibilidad”, ha enfatizado el sargento de la brigada de Policía Judicial de la Guardia Civil que llevó a cabo el primer atestado de la investigación. Una aseveración que han secundado, instantes después, los otros cuatro agentes del instituto armado que han participado como testigos en la primera sesión del proceso, que ser lleva a cabo con jurado popular en la Audiencia Provincial de Logroño.

El instructor ha explicado al tribunal cómo el visionado de las cámaras de seguridad del edificio donde se cometió el crimen (el número 5 de la calle Río Linares de Lardero) permiten concluir que Almeida abandonó su vivienda a las 20:07 horas en dirección al parque para regresar a las 20:38 horas acompañado por el pequeño Álex.

En dichas imágenes se aprecia cómo el acusado accede a la vivienda a través del ascensor mientras le indica al pequeño que suba por las escaleras. “Yo intuyo que él sabe que hay una cámara grabándole y por eso no le toca, aunque hay una comunicación indicándole al menor que suba por las escaleras mientras él accede a la vivienda a través del ascensor”, ha asegurado uno de los agentes instructores del atestado.

Al ser tres policías locales (dos de Lardero y otro de Arnedo, que se encontraba fuera de servicio) quienes sorprendieron a Almeida con el cadáver del menor en brazos, el relato de estos guardias civiles se ha centrado en su labor para obtener las primeras pruebas de la investigación.

Una niña de 4 años dio el aviso

El sargento instructor ha explicado que en el momento de su arresto, al acusado se le requisaron la peluca del menor, dos zapatos de niño y efectos personales, entre los que se encontraban las llaves del coche, una tarjeta de crédito y un teléfono móvil. “Nos llamó la atención que Almeida llevaba la bragueta del pantalón bajada”, ha indicado, detallando que fue una niña de 4 años quien dio la voz de alarma de que al menor lo había raptado un señor.

El visionado de las pruebas corrobora lo que, a juicio de los agentes instructores, suponen “signos evidentes de estrangulamiento”, que se produjo “desde atrás, sin ninguna duda”, lo que se traduce en que “el niño no tuvo ninguna posibilidad de defenderse ni de pedir auxilio”.

El proceso continuará este martes con la declaración testifical de otros agentes del orden que participaron en el operativo de detención de Francisco Javier Almeida. Será  la segunda sesión de un juicio que se prevé se desarrolle a lo largo de las dos próximas semanas.

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