El Rioja

La expresión de la pureza de un viñedo en manos de la familia Eguren

Marcos Eguren, en la finca La Nieta. | Foto: Leire Díez

La colección de viñedos que guarda la familia Eguren, a las faldas de la Sonsierra y con un pie también en Toro, aglutina algunas de las mejores joyas que durante cuatro generaciones se han dedicado a recuperar y revalorizar. Ahora ya son cerca de 160 hectáreas en Rioja las que conforman su variado patrimonio vitícola y con las que extraen la máxima expresión del terruño para marcar su pureza.

Bodegas y Viñedos Sierra Cantabria aterriza en la capital riojana este miércoles para protagonizar la segunda jornada del III Ciclo de Catas Underground organizado por NueveCuatroUno y Calado by Criteria. El director de orquesta será Marcos Eguren, quien revelará algunos de los secretos de cuatro de sus creaciones llegadas de tres bodegas, también fuera de Rioja: Sierra Cantabria Blanco, Sierra Cantabria Cuvée, San Vicente y Victorino (DO Toro).

– La frescura de la cata la va a dar este blanco, una de las últimas elaboraciones de la familia. ¿Qué representa?

– Este es uno de los vinos que forman parte de la eclosión de los blancos en Rioja. Cuando la denominación amplió la carta de variedades autorizadas, hicimos varias plantaciones de uvas autóctonas, como la maturana, pero también apostamos por otras variedades de fuera como la sauvignon blanc. Este vino lleva en un 35 por ciento este tipo de uva, además de tempranillo blanco, viura, maturana y malvasía, y lo que muestra es elegancia y una perfecta expresión de la tierra con una marcada elegancia y complejidad aromática.

Ana García, de Viñedos y Bodegas Sierra Cantabria. | FOTO: Riojapress/ Fernando Díaz.

– Y en ese afán de defender la filosofía de “un viñedo, un vino”, irrumpe su cien por cien tempranillo. ¿Por qué se decide elaborarlo?

– Sierra Cantabria Cuvée nace con la idea de satisfacer las necesidades de la restuaración porque veíamos la demanda de un cliente que quería un vino de gran calidad pero sin que este fuera un reserva o gran reserva. Y este vino parcelario, procedente del viñedo La Llana en el término de Labastida y próximo al río Ebro, rebosa fruta, aromas primarios y frescos donde prima la viveza. Eso es lo que hace a este vino atractivo de cara al público.

– Aunque es La Canoca una de las joyas estrella de la familia Eguren. Una viña que ha creado un vino a la imagen y semejanza de una bodega.

– Esta finca nos ha regalado Señorío de San Vicente, el vino que comparte nombre con la propia bodega y que en su día revolucionó todos los tiempos de crianza de Rioja y los estándares de ensamblajes para ser todo un éxito. Pero aquí la identidad la da el viñedo y no la bodega porque ante todo somos viticultores que lo que queremos potenciar es el carácter primario de un vino. Los hay que expresan muy bien un municipio y su entorno, y los hay que expresan la pureza y la verdad de un viñedo. Eso es Señorío de San Vicente, un vino con fuerza que sale de poco más de 18 hectáreas de suelos muy profundos y unos rendimientos de 4.500 o 4.800 kilos por hectárea. Y el tipo de uva también influye, porque estuvimos haciendo una selección de viñas viejas de tempranillo para ver cuáles eran las que mejor se adaptaban a la Sonsierra y descubrimos que era el tempranillo peludo.

– ¿Qué les llevó a Toro?

– Básicamente fue esa filosofía de plasmar el viñedo. En la DO Toro encontramos un terreno con dureza climatológica y una estructura de suelos enorme con viñedos prefiloxéricos y sin injertar. Vimos que con grandes uvas se estaban haciendo vinos mediocres y quisimos hacer vinos realmente finos, frescos, con la identidad de Toro pero sin perder elegancia. Aquí nunca hemos pretendido hacer vinos de otro tipo, ni un Rioja o un Ribera. Lo que hemos querido es darle la máxima elegancia con esa expresión de la perfección y la sutileza.

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