Agricultura

Conejos desatados en la viña: los protectores de plástico, arrasados

Cepas roídas por los conejos en un viñedo de Hormilla

“Lo nunca visto. Ya ni tan siquiera sirven los protectores de plástico que cubren la madera de las cepas porque los conejos también los devoran”. Este es el escenario que se ha encontrado un agricultor en la zona de El Cantarral, en lo alto de Hormilla, al visitar su parcela de viura y toparse con los injertos arrasados y comidos por completo, pero no así con los de la parcela de garnacha blanca que tiene próxima a ella.

Ricardo, viticultor de Uruñuela, tiene un tempranillo blanco plantado también en esta zona y asegura que los conejos tampoco se lo han tocado. “Yo creo que va más por variedades de uva, pero lo que es increíble es que los animales ya destrocen hasta las láminas de plástico”, asegura. Y es que las imágenes hablan por sí solas, con esos troncos roídos que se han quedado al desnudo.

En los campos de Uruñuela, apunta, “hay menos ribazos y se suelen controlar mejor las poblaciones de conejo de la mano de los hurones, pero el problema es que la jurisdicción de Hormilla es más grande y, además, hay menos cazadores”. Y mientras los conejos devoran los brotes de cereal que ya afloran de la tierra, aunque con dificultad por la sequía, y los troncos de cepas y frutales, ahora queda esperar qué pasará cuando empiecen a florecer también las vides, pero la desesperación se apodera ya del campo.

Recientemente, la organización agraria ARAG-ASAJA ha solicitado al Gobierno de La Rioja la declaración de emergencia cinegética temporal por los daños causados por conejos en más de 72 municipios de La Rioja ante la “insostenible” situación que desde hace años está soportando el sector agrario. En este sentido, Ricardo insiste en la flexibilización de la caza: “Tienen que dar mayor libertad para cazar de noche o con jaulas trampa porque se podrían controlar mucho mejor a los conejos si no exigirían tantas medidas como el tener que hacer esos viajes autorizados con un guarda y otra persona del coto. Es que ni los repelentes le sirven ya al agricultor”.

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