La Consejería de Educación del Gobierno de La Rioja comienza este mes la formación práctica de los orientadores y los responsables de bienestar emocional y prevención de la violencia de 131 centros educativos para que sepan abordar las conductas suicidas de los alumnos.
El consejero de Educación de La Rioja, Pedro Uruñuela, acompañado por el director general de Innovación Educativa, Alberto Abad, ha informado este jueves en una rueda de prensa sobre la puesta en marcha del protocolo para la prevención, detección e intervención de la conducta suicida en los centros educativos.
Uruñuela ha detallado que, en solo una semana, durante el pasado mes de febrero se registraron hasta siete intentos autolíticos entre alumnos riojanos, aunque ha matizado que suele haber uno o dos semanales.
Ha subrayado que esta situación, que también se produce en otras comunidades autónomas, es una de las “consecuencias no previstas de la pandemia”, ya que los alumnos estuvieron mucho tiempo encerrados, aumentó su soledad y se frenó su desarrollo emocional.
La Rioja era la única comunidad autónoma que no tenía un protocolo de actuación para estos casos, un documento que ha entrado en vigor este jueves y que prevé actuaciones en coordinación con las consejerías de Salud y Servicios Sociales.
Educación ha convocado una reunión en Logroño el día 17 a los equipos directivos y orientadores de los 65 colegios e institutos de la zona centro, el 21 en Calahorra para 36 centros de Rioja Baja y el 22 en Nájera para los 30 de Rioja Alta.
Formación práctica cada semana
Hasta final de curso, los orientadores realizarán todos los miércoles una formación práctica de 3 horas semanales, con el objetivo de identificar posibles conductas suicidas y saber cómo abordarlas, han explicado. Así, los profesionales educativos sabrán “qué información recoger” ante determinadas conductas, para después intervenir y derivar al alumno a la unidad de salud mental, si fuera necesario.
Aparte de estas acciones, durante el curso escolar se han desarrollado otros cursos de formación para docentes, con el fin de dar pautas para abordar las conductas suicidas de los alumnos, de los que ya se han celebrado cuatro ediciones y se ha programado una quinta sesión, ha precisado Abad. Estos casos se producen más en chicas, con edades entre 14 y 24 años, ha agregado el director general.
Los adolescentes, por un mayor uso de las redes sociales tras la pandemia y el cambio en las relaciones personales, se han sentido “menos acompañados”, ha justificado el consejero.
Además de designar a Ana Díaz de Cerio como coordinadora de salud mental, ha añadido que se ha contratado a cuatro psicólogos clínicos para reforzar la atención de los alumnos.
Entre los factores “de riesgo” ha citado que el alumno pase tiempo solo, no participe en actividades de grupo, sea muy autoexigente o tenga conductas adictivas, además de que pueda sufrir acoso escolar o ciberacoso a través de las redes sociales.
Su situación familiar también influye, ya que ha dicho que hay más casos de intentos autolíticos con antecedentes en su familia, casos de violencia o malos tratos o padres con adicciones a las drogas o al alcohol.
Uruñuela también ha incidido en que los miembros de la comunidad educativa (profesores, equipos directivos y compañeros) no deben juzgarse ni culparse por las conductas suicidas de algunos alumnos, de modo que se realizarán acciones para “identificar las emociones” en el grupo y evitar “rumiar pensamientos”.
También se van a realizar talleres emocionales en Infantil y en los cursos de quinto y sexto de Primaria, que el próximo curso se extenderán a Secundaria, con el fin de enseñar a los alumnos regular su autonomía emocional, gestionar conflictos de forma pacífica y saber tolerar la frustración, entre otras acciones.
