La Rioja

Más que una asignatura: alumnos de Los Boscos fabrican cunas que salvan vidas

Según la Organización Mundial de la Salud, durante 2019 fallecieron en los países en vías de desarrollo 2,5 millones de niños menores de un mes. Cifras que asustan pero que, poco a poco y con el trabajo de los alumnos de Formación Profesional de Salesianos Los Boscos, se podrían reducir.

Todo empezó en 2021 cuando, el ingeniero navarro Pablo Sánchez, presentó en su Proyecto Fin de Grado el diseño de una cuna climática, una cuna pensada para destinar a países en vías de desarrollo. La idea la compartió con Salesianos de Pamplona para que los propios estudiantes de FP las fabricaran y montaran, y gracias a Alfonso Gordillo, jefe de departamento de Fabricación Mecánica, lo integraron dentro de la programación didáctica del curso lectivo 2021/22. De esta forma, desarrollaron estas primeras cunas con las que se consigue mantener vivos a niños recién nacidos con poco peso y muy pocas posibilidades de supervivencia.

El propio Gordillo fue el que propuso a Los Boscos de Logroño participar en la propuesta “y nosotros, muy gustosamente, le cogimos la mano y ya el pasado curso comenzamos a desarrollarlas dentro de nuestra programación”, explica Alfredo Jalón, docente en Fabricación Mecánica.

Tenemos el área de Informática y la sección de Fabricación Mecánica. Los primeros comenzaron con los diseños en 3D, independizaron cada una de las piezas e hicieron la programación asistida por ordenador. Con la tarea realizada, le pasaron el testigo a los compañeros de Grado Medio de Mecanizado, que fueron los que mecanizaron las piezas en el taller.

Pero como nada está exento de problemas, “las piezas resultaron ser más grandes de lo que nosotros podíamos introducir en la máquina, así que, nos tocó darle a la cabeza para buscar soluciones. Afortunadamente, y gracias al excepcional trabajo de los alumnos, conseguimos fabricarlas”.

Con las piezas ya listas tocaba el turno del montaje. “Nos comprometimos a montar seis cunas más la de muestra, siete. Cunas que esta semana llevaré personalmente a Pamplona para que se testen durante 48 horas y después, a través de las ONGs Medicina abierta al Mundo y Ayuda a Contenedores, se manden a Ucrania, donde, junto con las realizadas por los compañeros de Pamplona, van a llegar diez en total”, cuenta Alfredo.

Las cunas ofrecen el calor, la humedad y la luz necesaria para hospitales con instalaciones técnicas muy básicas. Controlan tres parámetros: la fototerapia para vigilar el exceso de bilirrubina; la humedad y la temperatura, tanto del bebé a través de un sensor en contacto con la piel, como la del habitáculo.

“Una incubadora podría llegar a costar hasta 30.000 euros. Por nuestras cunas climáticas se están pidiendo 350 euros. Lo que es la mano de obra y el tiempo de máquina es totalmente gratuito”.

Alfredo destaca que los datos de muertes son insostenibles y reconoce que este proyecto da una solución parcial, “pero no se trata de fabricar cien o doscientas cunas al año, sino que el trabajo tenga perdurabilidad en el tiempo. Nuestro principal objetivo a la hora de sumarnos a este proyecto es ayudar en la medida que podemos, por supuesto, pero sobre todo que sean los chavales los que en primera persona participen creándose un sentimiento de vinculación. Ellos son los verdaderos protagonistas”.

El objetivo ahora es fabricar de cinco a ocho cunas por año. La idea es hacerlo dentro del horario lectivo, introduciéndolo dentro de la programación didáctica, con sus criterios de evaluación, resultados de aprendizaje… y convertirlo en un proyecto interdisciplinar e intermodular.

“Hasta ahora, los componentes electrónicos de las cunas nos los mandaban soldados de Pamplona, pero la idea es que sean nuestros alumnos de Formación Profesional básica de Electricidad o de Informática los que los que también se sumen al proyecto y suelden las piezas convirtiéndose así en partícipes de este gran proyecto”.

Alfredo reitera que no es una incubadora pensada para hospitales con muchos medios, sino una cuna para lugares donde haya cierta complejidad en infraestructuras. Por el momento, otras partida de cunas enviadas ya está siendo utilizada en hospitales de Kiev y Mykolav, y en centros de Cabo Verde, Camerún, Senegal, Mozambique, Congo y Bolivia.

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