El Rioja

The Washington Post se rinde a las bodegas, gastronomía y cultura de Logroño

‘Una pequeña capital española sin multitudes tiene comida y vino de renombre’. Así titula David Farley, periodista del Washington Post un artículo que ha redactado sobre los encantos de la “diminuta región del noreste de España y parada nocturna común a lo largo del Camino de Santiago”.

Gracias a su pareja logroñesa, Farley reconoce que la capital riojana se ha convertido en uno de sus lugares favoritos del país “no solo porque mi suegra vive allí, sino porque ha crecido con restaurantes, bares y hoteles memorables que se han abierto en los últimos cinco años”.

Y para muestra, un botón. El periodista hace un recorrido por la ciudad mientras explica cómo aprovecharla al máximo. Cosa que el propio Farley hizo acudiendo durante su visita a la ciudad a una de las catas underground de NueveCuatroUno y Calado by Criteria donde destacó a este medio “la buena relación calidad precio que existe en los productos. Aquí puedes encontrar unos vinos de alta calidad a unos precios asequibles”.

En su personal recorrido empieza, por supuesto, por el vino. Habla de las ocho bodegas que se ubican en la capital riojana y destaca Arizcuren, “una pequeña bodega familiar cuyas botellas se encuentran con frecuencia en bares y restaurantes de la ciudad, así como en algunos de los restaurantes mejor calificados de España”.

Además, hace parada también en Bodegas Franco Españolas, de las que destaca que Hemingway las visitó un par de veces “y le gustaron los vinos lo suficiente como para elogiarlos en su libro sobre tauromaquia, ‘Muerte en la tarde’.

Y para acompañar al vino, Farley continúa con la gastronomía. “Calles estrechas y peatonales famosas están flanqueadas por bares que sirven pinchos. La Laurel y la San Juan también está repleta de bares de pinchos. Algunos se enfocan en un solo producto, como el sándwich de orejas de cerdo crujientes en el Bar El Perchas , las papas fritas cubiertas con salsa mayonesa picante (también conocidas como patatas bravas) en el Bar Jubera o la excelente tortilla de huevo líquido en el Bar Sebas”.

Y de los pinchos, a las estrellas Michelin. “Logroño ha sido durante mucho tiempo una ciudad centrada en la comida tradicional, pero el hecho de que ahora tenga tres restaurantes con estrellas Michelin, dice mucho sobre cuánto ha progresado la escena gastronómica”.

Sitio para el postre siempre queda, y el periodista gastronómico no pasa por alto Della Sera, “una heladería de 20 años donde Fernando Sáenz convierte aromas, como hojas de higuera o el hinojo, en sabores de helado”.

Pero no solo de gastronomía vive Logroño. Otro de los aspectos que destaca Farley es “su buena cantidad de diversiones culturales”, entre las que destaca el Museo de La Rioja, la Sala Amós Salvador, el Museo Würth o la concatedral de La Redonda.

“Sin caer en el cliché de un folleto turístico cursi, el mayor atractivo, además de la comida y el vino, es la amabilidad y la hospitalidad de los lugareños”.

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