Gastronomía

Tiempo de sidrerías: a ambos lados de la muga (I)

Que allí también soportan despedidas de solteros y solteras. Que lo de recibir a cuadrillas con ganas de disfrutar -en ocasiones por encima de los límites que marca la urbanidad- no es exclusivo de Logroño. Y se acaba de dar el pistoletazo de salida (habitualmente el 20 de enero con motivo del Día de San Sebastián) al inicio de la temporada de sidrerías, que prácticamente va desde Carnaval hasta pasada la Semana Santa aunque en mayo también hay sidra a disposición de los clientes. Y los riojanos enamorados ya se están desplazando al otro lado de la muga para compartir un menú cerrado que garantiza un planazo que muchos ya repiten anualmente.

Las sidrerías de Guipúzcoa, más concretamente las de Astigarraga, abren sus puertas para recibir a miles de visitantes que se agolpan en alguna de las que conforman la amplia lista de sagardotegiak (sidrerías), desde las más tradicionales hasta las más adecuadas para los autobuses de franceses con ganas de farra. Durante cinco meses, el gusto por la sidra, por la buena comida y la mejor compañía provocan un movimiento migratorio de alta intensidad, que genera unos ingresos fantásticos para todas esas sidrerías que disponen de amplias instalaciones para dar a degustar la sidra que elaboran acompañada del chorizo a la sidra, la tortilla de bacalao, el bacalao con pimientos verdes, la chuleta de vaca o el cogote de merluza, y por supuesto el queso con membrillo y nueces.

Todo, también el precio, queda cerrado de partida, cero sorpresas, precio establecido, y a disfrutar del ‘txotx’, un ritual ancestral que acerca a la gente hasta las sidrerías para degustar la sidra de la temporada, antes de que se embotelle. Es el grito que lo activa todo. Recorre la instalación para que los comensales se levanten de sus mesas y busquen la ‘kupela’ sin espita en la que se está escanciando el zumo con alcohol que alimenta una jornada festiva habitualmente duradera. Al volver, la barra de pan y lo que en ese momento hubiera sobre la mesa seguirá estando ahí, sin prisa, porque los camareros esperan a ir retirando los platos solo cuando estos están vacíos, y por supuesto, no se acumulan los entrantes, con los primeros, con los segundos o con los postres. Al ritual cada uno le pone su ritmo.

Hay sidrerías para todos los gustos. Muchos se mueven por el sabor de sus sidras, otros lo hacen por la calidad de sus carnes, los hay que buscan un ambiente más festivo y juvenil, y otros que apuestan por la más alta tradición, en las que se come o se cena de pie, siempre atentos a las ruta por los diversos tipos de sidras que se elaboran en estos caseríos reconvertidos en templos de la gastronomía que concita el interés de miles de visitantes.

En las bodegas vascas se sirve sidra; en las riojanas, vino. Sidra a granel que venden también embotellada. Y de paso hacen de la tradición una virtud de la gastronomía, una celebración de lo propio y de lo auténtico que se está haciendo un hueco en la agenda anual de miles de visitantes, que comen, beben, duermen y disfrutan. En las bodegas riojanas se ofrecen catas y degustaciones, visitas en las que se fomenta la cultura del vino, museos, calados… motivos de sobra para visitar La Rioja en cuanto surge la oportunidad.

Es tiempo de sidra, y la hay a ambos lados de la muga. Porque en La Rioja y alrededores también se puede disfrutar de esta experiencia gastronómica. En Albelda, en Viana, en Logroño (Perretxiko o El Kupela), en Arnedo… apuestan por la buena carne de vacuno, el carbón vegetal o la tortilla de bacalao para no tener que hacer tantos kilómetros en un fin de semana para marcarse un ‘txotx’ en toda regla.

Haznos llegar tus lugares favoritos (a ambos lados de la muga) para disfrutar de la temporada de sidrerías, en el email [email protected] y en el número de Whatsapp +34 602 262 881.

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