No habían llegado las luces a Haro, que allá por 1886 ya se había levantado la plaza de toros en el término de Los Rosales, entre las carreteras de Zarratón y Casalarreina. Un coso centenario que, por la enorme dimensión de su ruedo y la poca pendiente de sus tendidos parece repantigado más que erguido. Sea como fuere, sus muros de piedra de sillería guardan los innumerables secretos, propios de quien cuenta con casi ciento treinta y siete años de vida, de gloria, de desidia, de honor y de ostracismo casi a partes iguales. Porque como todo en la historia, el Haro taurino vivió su momento de esplendor y también sus tiempos de penurias.
«Lagartijo» y «Frascuelo» inauguraron su ruedo un dos de junio de 1886 enfrentándose a toros de don Vicente Martínez. Nada podía hacer pensar entonces que por aquel patio de cuadrillas aparecerían vestidos de luces por primera vez en su carrerea Antonio Ordóñez (1948) o Víctor Mendes (1977); tampoco que sería la última plaza que vería a José Cubero Sánchez ‘Yiyo’ alternando como novillero (1981); y menos aún que el mismísimo Juan Belmonte, estando anunciado en la ciudad jarrera el once de septiembre de 1.925, junto a Marcial Lalanda y Pepe Belmonte, supo días antes que la plaza no contaba con burladeros, por lo que exigió la inmediata instalación de los mismos, ya que de lo contrario, ni siquiera viajaría a Haro. Así las cosas, se reformó el ruedo y se satisfizo el ‘capricho’ del sevillano.
Haro fue testigo también de la alternativa del mexicano Carlos Chaves Barrón (1962) y se estremeció con la muerte del subalterno Eugenio Soto ‘Sotito’, en 1931, actuando a las órdenes del novillero Raimundo Serrano, cuando un novillo de Fidel Rubio le infirió una cornada mortal de necesidad. ‘Sotito’ descansa en el camposanto jarrero. ‘Manolete’ estuvo anunciado por 1943, pero una lesión sufrida por el cordobés en Alicante le impidió viajar a la capital riojalteña, siendo sustituido por Domingo Ortega, que exigió mil pesetas más que lo apalabrado con ‘el Monstruo’.
Cayetana Fitz-James Stuart, Duquesa de Alba, se acomodó en los tendidos de ‘Los Rosales’ allá por 1961, cuando asistió al homenaje tributado a ‘Tinin’, un joven novillero madrileño, pero afincado en Logroño, que resultó malherido, perdiendo una pierna, en el transcurso de una novillada en Burgos. Aprovechando la ocasión, la aristócrata visitó las bodegas de la familia López de Heredia y el popular ‘Terete’.
Hubo un tiempo que se pensó que el coso harense era el más grande del mundo, pues allí se acarteló Manuel Benítez ‘El Cordobés’ en 1965 y con un millón de ‘pelas’ por honorarios; era el cénit de la carrera del torero de Palma del Río y apenas se cubrió un cuarto del aforo. Entonces y ahora la capacidad de los tendidos jarreros dan cabida a 6.500 espectadores.
En Haro también debutó el afamado crítico taurino Alfonso Navalón en calidad de ganadero con una corrida de toros. Esto último ocurrió en 1991. No terminaba de levantar la pasión por los toros en Haro ni cuando en 1986, don Antonio Ordóñez Araujo se hiciera con las riendas de la programación taurina de la localidad riojalteña para celebrar por todo lo alto el centenario de su plaza de toros.
Tuvo que ser Manuel Muga, conocido y reconocido bodeguero, quien echara la pata ‘pa’lante’ para, con el apoyo de otros empresarios, conseguir devolver un esplendor taurino a Haro que quizás antes nunca había alcanzado. Con Manuel Muga a los mandos, la temporada taurina jarrera se convirtió en el faro del toreo en La Rioja: temporadas cortas e intermitentes, capaces de aunar a las máximas figuras del momento, ganaderías de marcado acento torista y novilleros punteros.
Teniendo vetado Enrique Ponce su paso por Logroño por no sé qué historias con una parte de la afición logroñesa que debía exigirle más que en otras plazas, la presencia del valenciano era habitual el mes de junio por Haro. En 1999, junto a José Tomás y ‘El Juli’ formaría parte del cartel más rematado de los últimos tiempos en el toreo y… ¡se celebró en Haro! El de Chiva también compartiría cartel con Ferrera, ‘Jesulín’, Vicente Barrera, ‘Joselito’… Antes, por Haro también pasaron ‘Espartaco’, Paco Ojeda, Emilio Muñoz, Roberto Domínguez, los ‘Campuzano’, José María Manzanares… en definitiva, lo más deseado y deseable del escalafón.
Pero si algo caracterizaba la temporada taurina de Haro era su festival. Un festejo benéfico que servía para recaudar fondos que luego se destinarían al mantenimiento del centenario coso jarrero y también para reunir en un mismo cartel a los máximos exponentes del toreo presente y pasado.
El primero de estos festivales se celebró en 1988 y vistieron el traje corto ‘Antoñete’, que sustituyó a Diego Puerta, Curro Romero, Rafael de Paula, Curro Vázquez, José María Manzanares, Luis Francisco Esplá y el novillero riojano Jerónimo Santamaría.
‘Paula’, Curro Vázquez, Manzanares y Esplá repitieron al año siguiente, acompañados esta vez por Pepe Luis Vázquez, ‘Rafi Camino’ y el novillero Antonio Caba. En 1990 se anunciaron ‘Antoñete’, José Luis Parada, Curro Vázquez, Víctor Mendes, Fernando Cepeda, José Luis Ramos y el novillero ‘Chamaco’.
El riojano Pedro Carra hizo el paseíllo en el 95. Rafael de Paula, Ortega Cano, César Rincón, ‘Finito de Córdoba’, José Ignacio Sánchez y Francisco Rivera Ordóñez, aún de novillero, participaron en el festival del 96. Morante participó en el de 1997 con Curro Vázquez, César Rincón, ‘Pedrito de Portugal’ y Rivera Ordóñez. José Tomás lo hizo en el correspondiente al año 98, compartiendo cartel con César Rincón, Manuel Caballero, Vicente Barrera, Rivera Ordóñez y el entonces novillero Domingo López Chaves.
En 2004 los diestros actuantes decidieron regalar el sobrero, participando todos en su lidia de esta forma: con el capote lo recibió Sebastián Castella; quite por chicuelinas al alimón a cargo del espada francés y de César Jiménez; de varilarguero actuó ‘Morante de la Puebla’; el tercio de banderillas fue llevado a efecto el propio ‘Morante’ en unión de Sebastián Castella y David Fandila ‘El Fandi’; de muleta lo torearon Javier Conde y Antonio Caro Gil, que además le propinó la estocada. Para que nada faltara, ‘El Fandi’ hizo las veces de puntillero.
El del año siguiente contó con la participación del rejoneador Sergio Domínguez y Víctor Mendes, Javier Conde, Julio Aparicio, Francisco Rivera Ordóñez y Miguel Ángel Perera.
El festival taurino de Haro se hizo mayor de edad en 2006 y, junto al fallecimiento de Manuel Muga en 2007, pasó también, desgraciadamente, a mejor vida. Su último cartel estuvo formado por Oretga Cano, Padilla, Javier Conde, ‘Morante’, Miguel Abellán y Manzanares. Bien es cierto que este festejo extraordinario hizo mucho bien para Haro y su comarca y evitó que su centenaria plaza de toros se convirtiera en víctima fácil de la pala y la piqueta.
La plaza de toros de Haro no abre sus puertas desde el once de junio de 2016, cuando Urdiales, muy poco prodigado por estos lares, lidió toros de ‘Valdefresno’ junto a ‘El Fandi’ y Sebastián Castella.
Tanta nostalgia de aquel extraordinario y benéfico festival de Haro solo puede ser remediada recuperando aquella cita mágica del calendario taurino riojano (y universal). ¿Y si se volviera a recuperar este festival…?
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