Alba Álvarez es una riojana de adopción a la que el emprendimiento le llegó a través de uno de sus gustos literarios. Ella y Aitor Mora coincidían en el placer de la lectura y la saga de J.K. Rowling y su afamado Harry Potter les hicieron llegar a una evidencia: sería estupendo que, como en las novelas del joven aprendiz de mago, las imágenes de los periódicos pudieran moverse. La idea se quedó ahí en su mente como una ilusión.
Con el paso del tiempo y gracias al comentario de un niño empezaron a ver la idea como algo más. «El chaval comentó algo así como que no quería salir a la calle porque no había wifi», recuerda Alba. Eso les hizo centrar la idea y empezar a investigar. De ahí llegaron los datos: los niños entre 6 y 13 años pasaban únicamente media hora al día leyendo mientras que pasaban delante de las pantallas más de cinco horas. Su idea de crear cuentos con ilustraciones animadas no estaba desencaminada y comenzaron a madurarla.
«Vimos que había editoriales que habían empezado con cuentos animados, pero que ninguna había realizado un seguimiento profundo», recuerda Alba de esos primeros días de trabajo e ilusión constante. Su idea no era nacer para olvidarse de los cuentos en papel sino para darles vida.
Se pusieron manos a la obra. Su trabajo como ilustradora y su formación en Comunicación Audiovisual fueron importantes. Incluyeron su proyecto en una iniciativa del Banco Santander y lograron ser premiados por la idea. «Pudimos ir a Oporto para recibir más formación sobre la creación de una posible empresa, temas relacionados con el marketing, el asesoramiento, las auditorias…». Los inicios en cualquier proyecto de emprendimiento no son fáciles y allí encontraron el empujón necesario para convertir la idea en proyecto y después en realidad.
«Ahí llegó a nuestras vidas el coworking del Centro de Orientación y Emprendimiento de La Rioja», cuenta Alba, quien reconoce que no sólo es un lugar en el que poder llevar a cabo su trabajo. «Lo más importante son las sinergias que se crean de otros compañeros. Todos aprendemos de todos y compartimos conocimiento».
Además, valora positivamente las charlas que ofrecen cada viernes en las instalaciones del centro. «Son muy dinámicas y muy amenas. Siempre aprendes algo. A veces piensas cómo es posible que algo tan sencillo y a la vez tan importante no estuviese dentro de tu conocimiento, la verdad es que resultan muy interesantes». El asesoramiento por trabajadores de la ADER también supone un refuerzo constante a los inicios de cualquier proyecto. «Es una tranquilidad hablar con ellos, consultar tus posibles dudas, ver si vas por el buen camino y saber que sigues la línea correcta».
Ahora el proyecto ya se está comenzando a materializar. Ya tienen su página web y su editorial comienza a ser una realidad. «Estamos trabajando en el primer libro animado ilustrado. Ya tenemos las primeras páginas hechas y las estamos haciendo llegar a muchos padres para ver el interés del público en este tipo de libros».
De momento la respuesta es buena. «Estamos recibiendo una respuesta bastante positiva que nos hace ver que el proyecto puede ser factible. Más del veinte por ciento de las personas que lo han probado nos dicen que estarían dispuestos a adquirirlo». El siguiente paso es poner a punto la aplicación para cuando tengan terminado el primer libro. «Al hacer yo las ilustraciones, el proceso está siendo un poco más lento».
Con paso firme. Sin prisas, pero con seguridad, el proyecto va dando sus primeros resultados. «Parece que hay una parte de los que ya han visto esas primeras páginas que estarían interesados en adquirir este tipo de libros». La idea está enfocada para esos padres que saben de la importancia de la lectura, pero a los que les cuesta que sus hijos lean.
Su propósito es ayudarles en la lucha constante para conseguir su atención a través de dibujos animados, que los pequeños sientan la ilusión y la emoción al pasar las páginas, que el tiempo que pasan en delante de las pantallas sea aprovechado para animarles a leer más. «Sabemos que las nuevas tecnologías son el futuro y no creemos que sean malas si sabemos cómo utilizarlas y hacemos que el tiempo que pasan los niños con ellas sirve para adentrarlos en el mundo de la lectura».
Además, desde La casa del Búho trabajan en la gestión emocional, enseñar a niños y niñas a entender y manejar sus emociones y sentimientos para que tengan una buena salud mental; la igualdad, potenciando el respeto y la tolerancia entre géneros, razas y edades, y el respeto por el medio ambiente con la idea de que es importante que desde pequeños aprendan a cuidar la naturaleza, los animales, las plantas, los océanos…
Su objetivo fundamental es motivar el aprendizaje y potenciar la imaginación y la diversión con funciones interactivas para que las familias disfruten juntas.
*Contenido especial para el Gobierno de La Rioja
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