La Rioja

Presente, pasado y futuro se dan la mano en Tudelilla

En una zona donde La Rioja más oriental comienza a convertirse en Rioja Media, entre Arnedo y la N-232, ubicada de forma exquisita en la región, Tudelilla muestra su esencia casi desde que su skyline se intuye por la carretera. Rodeada de garnachas por los cuatro costados, lo de ‘Tudelilla Tal Cual’ le viene al pelo. Es el nombre de la muestra que se lleva a cabo a lo largo de este fin de semana pero también es una declaración de intenciones. Todo es lo que parece: sin fisuras, sin artificios, sin intentar aparentar. Por eso desde hace años, se celebra esta muestra. Primero de forma anual, después bianual entremezclándose año sí, año no, con el ciclo de Arte Urbano. Los años pares, una cosa; los impares, otra.

Así, Tudelilla se convierte durante un fin de semana al año en un lugar que poder visitar, donde poder beber sus tradiciones, vivir su gastronomía y degustar su vino. Un sitio donde sentirse cómodo, donde comprobar de primera mano lo que se hace y se siente en La Rioja más rural, aquella que se muestra tal cual de principio a fin y que pone en valor a todos los que se quedaron y a los que se siguen quedando pero que además recibe con los brazos abiertos al que llega.

Por eso en Tudelilla no se ha perdido la costumbre de ser agradecidos con su pasado, su presente y su futuro y este año es la quinta vez que se entrega una medalla a un vecino del pueblo que ha escrito el nombre de la localidad con letras mayúsculas. Esta vez ha sido para la carpintería y ebanistería Tudelilla que lleva más de cien años y varias generaciones apostando por quedarse donde nació, en la carretera que une la localidad con Arnedo. Sin querer quedarse ahí, además, este año han propiciado una exposición en la que los protagonistas son los rostros de los vecinos que siempre estuvieron en el pueblo, los que nunca dejaron de pasear por sus calles y que será visitable durante todo el mes de noviembre.

Y es que el pasado ha dejado maravillas que poder contemplar en el municipio. Sería imperdonable pasarse por allí y no descubrir su barrio de bodegas, un lugar que desde hace años se está intentando poner en valor y que guarda secretos bajo tierra difíciles de ver en cualquier otro lugar del mundo. Por eso la feria no podía prescindir de ellos y los muestra cual enseña su más preciado regalo en unas visitas guiadas que dejan al visitante completamente maravillado.

Pero además Tudelilla mira al futuro. Por eso durante años se ha estado haciendo una importantísima labor de mejora en las escuelas viejas que este sábado se han inaugurado oficialmente después de una segunda fase de trabajos para darle el lustre que merecía.

Más de 600.000 euros invertidos, colaboración regional y también europea y una fuerte apuesta por parte del consistorio en dignificar el edifico civil más importante del municipio hasta convertirlo en un coqueto centro cultural que poco a poco se está convirtiendo en el centro neurálgico del pueblo. Todo pasa por allí: ludoteca, biblioteca, catas de vino, actividades para las personas mayores… Luz y sonido para dar la bienvenida a un futuro prometedor.

Y si hablamos de futuro en Tudelilla, el vino debe estar presente. Una cooperativa y cuatro bodegas son quienes marcan el ritmo de la modernidad allí, con sus garnachas donde siempre debieron estar. Un recorrido por las mismas, probando sus vinos de la mano de la presidenta de la Escuela de Sumillería, Marta Bernad, es otra de las propuestas de un fin de semana único en la localidad.

Y si el pasado y el futuro están ahí atados por hilo casi imposible de romper, el presente en Tudelilla pasa por la zona del lavadero donde embutidos, mieles, dulces, quesos pero también bolsos, bisutería, juguetes… se han dado la mano con actividades infantiles y espectáculos de calle en una feria que ha acogido a más de una treintena de artesanos en un ir y venir de curiosos, visitantes y amantes del mundo rural.

Una jornada que ha estado marcada por el buen yantar: revuelto de setas, chorizo, los productos más tradicionales como las cosquillas, el cuajado y la degustación estrella: las chuletillas al sarmiento. Porque ¿hay mejor forma de terminar un día en el pueblo que relamiéndose los dedos después de saborear tan delicioso manjar? Niños jugando, mayores charlando, amigos compartiendo vino y risas… en definitiva, la vida tal cual se muestra en Tudelilla.

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